El home banking fue el puntapié inicial. La posibilidad de hacer todo tipo de trámites bancarios sin tener que ir a una sucursal derivó, casi naturalmente, en la creación de los bancos digitales, que se manejan de manera absolutamente online.
En la Argentina, están en etapa de afianzamiento, pero en su conjunto, el sector creció un 70% en el plazo de un año. Ya en 2018 más de 2.000 millones de personas a nivel mundial usaban algún servicio de banca digital, según Juniper Research, una de las principales empresas de análisis de las fintech.
Las ventajas son conocidas: rapidez, acceso 24/7, menores o nulos costos, seguridad online, atención al cliente y la posibilidad de poder operar en cualquier lugar del mundo. Además, permiten hacer depósitos, pagos de servicios, compras y transferencias de forma online, haciendo cada vez más innecesario manejarse con dinero físico.
En la Argentina, Brubank apareció el año pasado presentándose como el "uber de los bancos": una aplicación centrada en la experiencia de usuario que permita mejorar todos los procesos de la banca tradicional.
Detrás está Juan Bruchou, el histórico ex CEO del Citi en la Argentina y un "viejo lobo" de las finanzas locales. En un año, se convirtieron en el banco digital más grande del país, con más de 300.000 clientes y son el que más crece en depósitos y nuevos usuarios. No pasó de la noche a la mañana pero, sumada a la delicada UX y agresivas promociones, pudieron ganarle a su competidor natural, Wilobank. Inversiones adicionales, como la que recibió el año pasado de David Thomson, también jugaron un papel no menor para, dicen, seguir invirtiendo fuerte en su diferencial, la tecnología. En una entrevista exclusiva que dio a Infotechnology en 2018 adelantaba cómo sería su banco.
En diálogo con Infotechnology opina sobre los desafíos que se vienen en materia financiera: apuntó contra otros bancos.
1. Con el auge de los bancos digitales y los medios de pago electrónicos, ¿consideran que el dinero físico tiene las horas contadas?
Es a lo que apostamos. El dinero físico es una herramienta poco conveniente, que se rompe, se pierde, tiene una trazabilidad muy baja, al estar hecho de papel se descompone si no se lo guarda de determinada manera y, en muchos casos, es utilizado para la evasión, actividades criminales y más. Va a llevar tiempo: eliminar el dinero físico no es fácil. Para que sea posible es necesario que se produzcan muchos avances en materia tecnológica y además debe estar disponible para todo el mundo.
2. ¿Hasta qué punto el home banking y la banca digital están instalados en la sociedad? ¿Qué falta o qué cree que deberían hacer para fomentar aún más su uso?
Creo que en este último tiempo la gente se animó cada vez más a usar medios electrónicos para manejar sus finanzas. Cuando la tecnología penetró de manera tan orgánica en otras facetas de la vida de las personas era inevitable que esto se trasladara al manejo del dinero. Pero los bancos no lo hicieron fácil. Aún hoy, con sistemas anticuados y limitados, muchos clientes prefieren ir a una sucursal para no tener que lidiar con sistemas complejos o que no funcionan. Ahí es donde apostamos crear una diferencia. Si la gente usa su teléfono para la mayoría de sus actividades, debería usarlo para controlar su dinero de manera simple y ágil.
3. Ya empezó a implementarse el reconocimiento biométrico facial en algunas aplicaciones, así como la huella digital para confirmar una operación sumado a un código numérico. ¿Qué otros avances serían necesarios para garantizar la seguridad en los medios digitales de pago?
Muchísimos; esto apenas es la punta del iceberg. El uso de inteligencia artificial y machine learning para poder detectar patrones extraños en clientes va a ayudar mucho a prevenir posibles fraudes o generar alertas tempranas para diferentes eventos que se quieran predecir. Hay mucho por hacer todavía en materia de seguridad; es un trabajo que nunca termina y en el que hay innovaciones constantes por probar.
El home banking fue el puntapié inicial. La posibilidad de hacer todo tipo de trámites bancarios sin tener que ir a una sucursal derivó, casi naturalmente, en la creación de los bancos digitales, que se manejan de manera absolutamente online.
En la Argentina, están en etapa de afianzamiento, pero en su conjunto, el sector creció un 70% en el plazo de un año. Ya en 2018 más de 2.000 millones de personas a nivel mundial usaban algún servicio de banca digital, según Juniper Research, una de las principales empresas de análisis de las fintech.
Las ventajas son conocidas: rapidez, acceso 24/7, menores o nulos costos, seguridad online, atención al cliente y la posibilidad de poder operar en cualquier lugar del mundo. Además, permiten hacer depósitos, pagos de servicios, compras y transferencias de forma online, haciendo cada vez más innecesario manejarse con dinero físico.
En la Argentina, Brubank apareció el año pasado presentándose como el "uber de los bancos": una aplicación centrada en la experiencia de usuario que permita mejorar todos los procesos de la banca tradicional.
Detrás está Juan Bruchou, el histórico ex CEO del Citi en la Argentina y un "viejo lobo" de las finanzas locales. En un año, se convirtieron en el banco digital más grande del país, con más de 300.000 clientes y son el que más crece en depósitos y nuevos usuarios. No pasó de la noche a la mañana pero, sumada a la delicada UX y agresivas promociones, pudieron ganarle a su competidor natural, Wilobank. Inversiones adicionales, como la que recibió el año pasado de David Thomson, también jugaron un papel no menor para, dicen, seguir invirtiendo fuerte en su diferencial, la tecnología. En una entrevista exclusiva que dio a Infotechnology en 2018 adelantaba cómo sería su banco.
En diálogo con Infotechnology opina sobre los desafíos que se vienen en materia financiera: apuntó contra otros bancos.
1. Con el auge de los bancos digitales y los medios de pago electrónicos, ¿consideran que el dinero físico tiene las horas contadas?
Es a lo que apostamos. El dinero físico es una herramienta poco conveniente, que se rompe, se pierde, tiene una trazabilidad muy baja, al estar hecho de papel se descompone si no se lo guarda de determinada manera y, en muchos casos, es utilizado para la evasión, actividades criminales y más. Va a llevar tiempo: eliminar el dinero físico no es fácil. Para que sea posible es necesario que se produzcan muchos avances en materia tecnológica y además debe estar disponible para todo el mundo.
2. ¿Hasta qué punto el home banking y la banca digital están instalados en la sociedad? ¿Qué falta o qué cree que deberían hacer para fomentar aún más su uso?
Creo que en este último tiempo la gente se animó cada vez más a usar medios electrónicos para manejar sus finanzas. Cuando la tecnología penetró de manera tan orgánica en otras facetas de la vida de las personas era inevitable que esto se trasladara al manejo del dinero. Pero los bancos no lo hicieron fácil. Aún hoy, con sistemas anticuados y limitados, muchos clientes prefieren ir a una sucursal para no tener que lidiar con sistemas complejos o que no funcionan. Ahí es donde apostamos crear una diferencia. Si la gente usa su teléfono para la mayoría de sus actividades, debería usarlo para controlar su dinero de manera simple y ágil.
3. Ya empezó a implementarse el reconocimiento biométrico facial en algunas aplicaciones, así como la huella digital para confirmar una operación sumado a un código numérico. ¿Qué otros avances serían necesarios para garantizar la seguridad en los medios digitales de pago?
Muchísimos; esto apenas es la punta del iceberg. El uso de inteligencia artificial y machine learning para poder detectar patrones extraños en clientes va a ayudar mucho a prevenir posibles fraudes o generar alertas tempranas para diferentes eventos que se quieran predecir. Hay mucho por hacer todavía en materia de seguridad; es un trabajo que nunca termina y en el que hay innovaciones constantes por probar.