No ha pasado el suficiente tiempo para olvidar que para sacar una tarjeta de crédito hacía falta ir a sucursal física de un banco, tomar un turno y esperar a que alguien atendiera la solicitud. Un proceso que podía tardar más de una hora, dependiendo de la congestión. Ahora, con tan solo bajar una aplicación desde el celular, se tiene acceso a una tarjeta virtual, con la que se puede comprar de la misma forma que una de plástico. (Lee también ¿Hacia dónde debe ir una banca digital en Colombia?)
El cambio se puede explicar porque las fintechs, herramientas tecnológicas que dan soluciones y servicios financieros, han crecido en promedio un 75 % anual en los últimos cinco años. De hecho, Colombia es el tercer país de la región con más de estas empresas, solo superado por México y Brasil. Lo que muestra es que estamos dentro de uno de los mercados que más innova y alternativas ofrece a sus consumidores.
Dentro del país hay una diversa y muy interesante oferta de estos servicios, es más, muchas nacen con él fin de satisfacer alguna necesidad que la banca tradicional no ha podido: un ejemplo de ello son los préstamos a pequeñas empresas. Mientras que las entidades financieras ortodoxas no suelen dar créditos a empresas nuevas, las fintechs sí están más dispuestas a asumir el riesgo y otorgar productos a negocios emergentes. Muy bueno para ser cierto.
Los conceptos que ha dado la Superintendencia Financiera se pueden resumir en dos grandes restricciones legales para las fintechs: que no entren en captación ilegal, es decir, deben tener autorización y cumplir con todas la normas y leyes que hay en el país para tomar dinero del público y usarlo para dar créditos o invertirlo. Y la otra gran exigencia es que estas empresas (herramientas) no pueden cobrar más intereses que los permitidos por ley, es decir, más de la tasa de usura.
Sin embargo, Juan Pablo Granada, presidente de Customer Index Value (CIV), explica que “en Colombia, pero sobre todo en el mundo, están creciendo las fintechs que dan créditos con recursos propios (no incurren en captación y no requieren aval de la Superfinanciera). Un gran fondo suele dar el capital con el que se financian estos préstamos. Estrategia que les da pie luego para abrir productos de ahorro, en los que sí hay captación”.
Pero los jugadores tradicionales no se quedan atrás. Ya prácticamente todos los bancos del país tienen aplicaciones móviles enfocados a satisfacer todas las necesidades financieras de sus clientes: ahorrar, transferir, pedir créditos, invertir y por supuesto pagar, todo desde el celular. De hecho, estas mismas apps sirven como herramientas de finanzas personales pues da periódicamente información de los ingresos y gastos del mes. Incluso, algunas suelen informar de promociones o descuentos.
No obstante, los desarrollos fintechs no solo están dentro de sector bancario. De hecho, se encuentran en todo el espectro del sector financiero. Por ejemplo, hay algunas que le apuestan al factoring, la compra y venta de facturas electrónicas, lo que les permite a las empresas mejorar su flujo de caja (ideal para esas facturas a varios meses). Y en diciembre de 2019 la Bolsa de Valores de Colombia lanzó una plataforma de crowdfunding (financiamiento colaborativo) llamada “a2censo”, una nueva alternativa de financiación para las empresas colombianas.
Érick Rincón, profesor asociado de la Universidad del Rosario y presidente de Colombia Fintech, explica que “actualmente en Colombia hay 180 empresas Fintech, y esperamos que en tres años la cifra supere las 400. Lo que demuestra que es un sector de alto potencial de crecimiento para el país. Unas de las herramientas con más acogida son las de pagos virtuales, que ofrecen soluciones para realizar transacciones por medio tecnologías, como los códigos QR. También están los créditos digitales, con más de 3 millones de colocaciones a personas en los últimos cuatro años. Y los préstamos a mipymes es uno de los rubros que más crece, a tasas cercanas al 200 %, de hecho, este es uno de los segmentos que más inversión ha recibido con cerca de US$80 millones”.
Rincón agrega que “en los próximos años esperamos que nuevas tecnologías como el blockchain y el big data tomen fuerzan dentro del mercado fintech colombiano, lo cual requiere una regulación diferencial. Es decir, que las autoridades colombianas sepan distinguir entre los diferentes servicios y herramientas, para que de esta manera no limiten el crecimiento de los nuevos desarrollos. También vemos oportunidades en sectores que han estado un poco rezagados, por ejemplo las agrofintechs y las que se enfocan en créditos estudiantiles”.
Asimismo, Granda explica que “a medida que el sector va creciendo, y se va atomizando, llegará una fase de consolidación. Por esto, se espera que con el tiempo se comiencen a dar alianzas, o incluso fusiones, entre algunas fintechs. Un proceso natural para el desarrollo de este mercado”.
Esto demuestra que el movimiento fintech seguirá transformando la forma en la que los colombianos usan y experimentan los servicios financieros, prácticamente todos los servicios y productos financieros tienen potencial de innovación.
No ha pasado el suficiente tiempo para olvidar que para sacar una tarjeta de crédito hacía falta ir a sucursal física de un banco, tomar un turno y esperar a que alguien atendiera la solicitud. Un proceso que podía tardar más de una hora, dependiendo de la congestión. Ahora, con tan solo bajar una aplicación desde el celular, se tiene acceso a una tarjeta virtual, con la que se puede comprar de la misma forma que una de plástico. (Lee también ¿Hacia dónde debe ir una banca digital en Colombia?)
El cambio se puede explicar porque las fintechs, herramientas tecnológicas que dan soluciones y servicios financieros, han crecido en promedio un 75 % anual en los últimos cinco años. De hecho, Colombia es el tercer país de la región con más de estas empresas, solo superado por México y Brasil. Lo que muestra es que estamos dentro de uno de los mercados que más innova y alternativas ofrece a sus consumidores.
Dentro del país hay una diversa y muy interesante oferta de estos servicios, es más, muchas nacen con él fin de satisfacer alguna necesidad que la banca tradicional no ha podido: un ejemplo de ello son los préstamos a pequeñas empresas. Mientras que las entidades financieras ortodoxas no suelen dar créditos a empresas nuevas, las fintechs sí están más dispuestas a asumir el riesgo y otorgar productos a negocios emergentes. Muy bueno para ser cierto.
Los conceptos que ha dado la Superintendencia Financiera se pueden resumir en dos grandes restricciones legales para las fintechs: que no entren en captación ilegal, es decir, deben tener autorización y cumplir con todas la normas y leyes que hay en el país para tomar dinero del público y usarlo para dar créditos o invertirlo. Y la otra gran exigencia es que estas empresas (herramientas) no pueden cobrar más intereses que los permitidos por ley, es decir, más de la tasa de usura.
Sin embargo, Juan Pablo Granada, presidente de Customer Index Value (CIV), explica que “en Colombia, pero sobre todo en el mundo, están creciendo las fintechs que dan créditos con recursos propios (no incurren en captación y no requieren aval de la Superfinanciera). Un gran fondo suele dar el capital con el que se financian estos préstamos. Estrategia que les da pie luego para abrir productos de ahorro, en los que sí hay captación”.
Pero los jugadores tradicionales no se quedan atrás. Ya prácticamente todos los bancos del país tienen aplicaciones móviles enfocados a satisfacer todas las necesidades financieras de sus clientes: ahorrar, transferir, pedir créditos, invertir y por supuesto pagar, todo desde el celular. De hecho, estas mismas apps sirven como herramientas de finanzas personales pues da periódicamente información de los ingresos y gastos del mes. Incluso, algunas suelen informar de promociones o descuentos.
No obstante, los desarrollos fintechs no solo están dentro de sector bancario. De hecho, se encuentran en todo el espectro del sector financiero. Por ejemplo, hay algunas que le apuestan al factoring, la compra y venta de facturas electrónicas, lo que les permite a las empresas mejorar su flujo de caja (ideal para esas facturas a varios meses). Y en diciembre de 2019 la Bolsa de Valores de Colombia lanzó una plataforma de crowdfunding (financiamiento colaborativo) llamada “a2censo”, una nueva alternativa de financiación para las empresas colombianas.
Érick Rincón, profesor asociado de la Universidad del Rosario y presidente de Colombia Fintech, explica que “actualmente en Colombia hay 180 empresas Fintech, y esperamos que en tres años la cifra supere las 400. Lo que demuestra que es un sector de alto potencial de crecimiento para el país. Unas de las herramientas con más acogida son las de pagos virtuales, que ofrecen soluciones para realizar transacciones por medio tecnologías, como los códigos QR. También están los créditos digitales, con más de 3 millones de colocaciones a personas en los últimos cuatro años. Y los préstamos a mipymes es uno de los rubros que más crece, a tasas cercanas al 200 %, de hecho, este es uno de los segmentos que más inversión ha recibido con cerca de US$80 millones”.
Rincón agrega que “en los próximos años esperamos que nuevas tecnologías como el blockchain y el big data tomen fuerzan dentro del mercado fintech colombiano, lo cual requiere una regulación diferencial. Es decir, que las autoridades colombianas sepan distinguir entre los diferentes servicios y herramientas, para que de esta manera no limiten el crecimiento de los nuevos desarrollos. También vemos oportunidades en sectores que han estado un poco rezagados, por ejemplo las agrofintechs y las que se enfocan en créditos estudiantiles”.
Asimismo, Granda explica que “a medida que el sector va creciendo, y se va atomizando, llegará una fase de consolidación. Por esto, se espera que con el tiempo se comiencen a dar alianzas, o incluso fusiones, entre algunas fintechs. Un proceso natural para el desarrollo de este mercado”.
Esto demuestra que el movimiento fintech seguirá transformando la forma en la que los colombianos usan y experimentan los servicios financieros, prácticamente todos los servicios y productos financieros tienen potencial de innovación.