De acuerdo a Finnovating en su reporte de inversión Fintech en América Latina, la región presentó 2.659 millones de financiación obtenida en el 2019. Aunque estas operaciones de startups y scaleups Fintech e Insurtech se concentran casi en su totalidad en tres países: Brasil (70% de la inversión), México (20%) y Argentina (8%), el ecosistema Fintech de Colombia es está consolidando como un nuevo mercado emergente y estratégico para las inversiones de VC.
A pesar que el sector de VC se ha recogido desde finales del año pasado, y muchas decisiones de inversión han cambiado de prioridad por la tormenta generada por el Covid-19. También se observa que los fondos de capital de riesgo están buscando cumplir con sus compromisos firmados con otros gestores y startups en los plazos y condiciones acordadas o están haciendo todo lo posible para apoyar a los founders. Y en eso, existe una genuina conciencia en la comunidad de inversionistas de no aprovechar la falta de liquidez en la que nos encontramos, y no obligar a los fondos de VC o a las startups a firmar acuerdos injustamente ventajosos que no correspondan con el desempeño y las perspectivas de las compañías, y del mismo modo, de solo firmar nuevos compromisos que sean completamente viables y que puedan respaldar.
Lo anterior se confirma con el cierre y anuncio de las últimas rondas de financiación vía capital y/o deuda, que aunque muchas de ellas se empezaron a negociar desde el año pasado, se reafirma un nuevo movimiento de inversionistas interesados en apalancar el crecimiento y expansión de las principales Fintechs de Colombia.
Hoy las redes, syndicates o pools de ángeles y familly offices siguen siendo las principales fuentes de financiación de las empresas Fintech en Colombia, sin embargo, ya existe una porción de empresas en el mercado que se encuentran en una etapa de escalamiento, que requieren vehículos de fondeo más inteligentes, robustos y con mayor músculo financiero, tanto locales como extranjeros, para potenciar el desarrollo de estas Fintechs.
Independiente de la recesión macroeconómica nacional e internacional originada por la pandemia, los servicios financieros digitales se están acelerando y para el 2021, se podría pronosticar aún en promedio rondas de inversión de 5 millones de dólares en la industria, donde muchas de estas Scaleups que despegaron hace unos años, buscarán cerrar sus Series A, lo que puede llegar a ser atractivo para la entrada de estos VCs y fondos privados de deuda de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa que solo suelen participar con tickets altos.
Claramente, estamos lejos del número de deals y volúmenes que se están cerrando en México, Brasil y Argentina. Sin embargo, la inversión local solo se acelerará de manera considerable cuándo tengamos las salidas al mercado de los primeros neobancos en Colombia que se están licenciando ante las autoridades de supervisión, la entrada de nuevas Paytechs de otros países, y por último, la incursión de nuevos modelos de negocio enfocados hacia las mipymes con financiamiento alternativo.
De acuerdo a Finnovating en su reporte de inversión Fintech en América Latina, la región presentó 2.659 millones de financiación obtenida en el 2019. Aunque estas operaciones de startups y scaleups Fintech e Insurtech se concentran casi en su totalidad en tres países: Brasil (70% de la inversión), México (20%) y Argentina (8%), el ecosistema Fintech de Colombia es está consolidando como un nuevo mercado emergente y estratégico para las inversiones de VC.
A pesar que el sector de VC se ha recogido desde finales del año pasado, y muchas decisiones de inversión han cambiado de prioridad por la tormenta generada por el Covid-19. También se observa que los fondos de capital de riesgo están buscando cumplir con sus compromisos firmados con otros gestores y startups en los plazos y condiciones acordadas o están haciendo todo lo posible para apoyar a los founders. Y en eso, existe una genuina conciencia en la comunidad de inversionistas de no aprovechar la falta de liquidez en la que nos encontramos, y no obligar a los fondos de VC o a las startups a firmar acuerdos injustamente ventajosos que no correspondan con el desempeño y las perspectivas de las compañías, y del mismo modo, de solo firmar nuevos compromisos que sean completamente viables y que puedan respaldar.
Lo anterior se confirma con el cierre y anuncio de las últimas rondas de financiación vía capital y/o deuda, que aunque muchas de ellas se empezaron a negociar desde el año pasado, se reafirma un nuevo movimiento de inversionistas interesados en apalancar el crecimiento y expansión de las principales Fintechs de Colombia.
Hoy las redes, syndicates o pools de ángeles y familly offices siguen siendo las principales fuentes de financiación de las empresas Fintech en Colombia, sin embargo, ya existe una porción de empresas en el mercado que se encuentran en una etapa de escalamiento, que requieren vehículos de fondeo más inteligentes, robustos y con mayor músculo financiero, tanto locales como extranjeros, para potenciar el desarrollo de estas Fintechs.
Independiente de la recesión macroeconómica nacional e internacional originada por la pandemia, los servicios financieros digitales se están acelerando y para el 2021, se podría pronosticar aún en promedio rondas de inversión de 5 millones de dólares en la industria, donde muchas de estas Scaleups que despegaron hace unos años, buscarán cerrar sus Series A, lo que puede llegar a ser atractivo para la entrada de estos VCs y fondos privados de deuda de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa que solo suelen participar con tickets altos.
Claramente, estamos lejos del número de deals y volúmenes que se están cerrando en México, Brasil y Argentina. Sin embargo, la inversión local solo se acelerará de manera considerable cuándo tengamos las salidas al mercado de los primeros neobancos en Colombia que se están licenciando ante las autoridades de supervisión, la entrada de nuevas Paytechs de otros países, y por último, la incursión de nuevos modelos de negocio enfocados hacia las mipymes con financiamiento alternativo.