Alex Wieland nació en México, de padre alemán y madre mexicana, y es un veterano del ecosistema startup latino. Su dilatada experiencia le ha llevado por aventuras como OYO, dedicada al alojamiento, o Uber, donde lanzó las operaciones en seis países, entre ellos Chile. De ahí, Wieland se pasó a la micromovilidad... hasta que llegó la pandemia y comenzó a percibir el gran crecimiento del comercio electrónico.
Sin embargo, no terminaba de ser para todos. Con Aplazo, su actual startup, quiere que esta nueva forma de comprar sea más accesible para la creciente clase media de México y que los vendedores consigan dar salida a más productos.
Para ello, su plataforma -enmarcada dentro del fenómeno fintech- permite comprar productos de consumo y pagar a plazos, desde una bicicleta a unas zapatillas de deporte de marca. Los plazos, por norma general, se pagan en cinco quincenas, que es también la frecuencia con la que se pagan los salarios en México.
Alex Wieland y su socio Ángel Peña destacan que Aplazo permite aplazar el pago a personas que normalmente carecen de esta opción y tampoco tienen tarjeta de crédito.
Wieland aporta datos de interés. Como que, de media, se suelen financiar bienes cuyo precio ronda los 2.500 pesos mexicanos (unos 110 euros al cambio actual). Para las tiendas, esta nueva modalidad, que en España ya se probó con Aplázame (hoy integrado en Wizink) y que en Estados Unidos encabeza Affirm, sirve para que los tickets de compra sean entre un 20 y un 30% más elevados.
Ambiciosa es la visión de Wieland: convertirse en el impulsor del comercio en el mundo postcovid. No en vano, la idea surgió en marzo de 2020 y se lanzó en noviembre. El tiempo perfecto, en su opinión, para el despegue es de ahora en adelante.
La startup acaba de conseguir diez millones de dólares de inversión en una ronda semilla para el desarrollo de la compañía en toda la región latinoamericana. De ese montante, cinco se corresponden con una inversión al uso (a cambio de acciones) y otros cinco millones se materializan en forma de deuda para aumentar su dinero en caja y posibilitar más líneas de financiación a sus clientes.
Entre los inversores se encuentra el más relevante de la región, Kazsek Ventures, así como Woodson Capital y Picus Capital, con experiencia en este sistema de 'comprar al momento y pagar más tarde'.
El retrato robot del cliente de Aplazo es una mujer de 33 años. Por el momento cuenta con más de 500 tiendas que integran el servicio y la cifra crece un 40% cada mes. La startup con sede en Ciudad de México ya suma 32 empleados, que esperan ampliar gracias a la inyección de capital.
Su modelo de negocio pasa por cobrar al vendedor una pequeña comisión por la venta y, dependiendo del acuerdo, en ocasiones, también un porcentaje de cada pago.
“Los vendedores están conectando con consumidores hasta ahora ocultos, que no tenían tarjeta de crédito o sin un límite de consumo conocido. En muy poco tiempo nos hemos convertido en herramienta indispensable para los vendedores, elevando la cantidad de transacciones y su cuantía”, destaca Wieland a D+I.
La intención de los fundadores es conseguir expandirse en México con solidez antes de lanzarse a más países de la región e integrar servicios adicionales. “Estamos en un espacio maduro, listo para disrumpir. Estamos construyendo una plataforma centrada en los datos y el consumidor”, subraya.
Addi, en Brasil, sigue este mismo modelo, aunque con una cuantía superior en cuanto a inversión: 54 millones de dólares. Nelo, Kueski y Alchemy quieren entrar también en este campo de la financiación al gran consumo.
Alex Wieland nació en México, de padre alemán y madre mexicana, y es un veterano del ecosistema startup latino. Su dilatada experiencia le ha llevado por aventuras como OYO, dedicada al alojamiento, o Uber, donde lanzó las operaciones en seis países, entre ellos Chile. De ahí, Wieland se pasó a la micromovilidad... hasta que llegó la pandemia y comenzó a percibir el gran crecimiento del comercio electrónico.
Sin embargo, no terminaba de ser para todos. Con Aplazo, su actual startup, quiere que esta nueva forma de comprar sea más accesible para la creciente clase media de México y que los vendedores consigan dar salida a más productos.
Para ello, su plataforma -enmarcada dentro del fenómeno fintech- permite comprar productos de consumo y pagar a plazos, desde una bicicleta a unas zapatillas de deporte de marca. Los plazos, por norma general, se pagan en cinco quincenas, que es también la frecuencia con la que se pagan los salarios en México.
Alex Wieland y su socio Ángel Peña destacan que Aplazo permite aplazar el pago a personas que normalmente carecen de esta opción y tampoco tienen tarjeta de crédito.
Wieland aporta datos de interés. Como que, de media, se suelen financiar bienes cuyo precio ronda los 2.500 pesos mexicanos (unos 110 euros al cambio actual). Para las tiendas, esta nueva modalidad, que en España ya se probó con Aplázame (hoy integrado en Wizink) y que en Estados Unidos encabeza Affirm, sirve para que los tickets de compra sean entre un 20 y un 30% más elevados.
Ambiciosa es la visión de Wieland: convertirse en el impulsor del comercio en el mundo postcovid. No en vano, la idea surgió en marzo de 2020 y se lanzó en noviembre. El tiempo perfecto, en su opinión, para el despegue es de ahora en adelante.
La startup acaba de conseguir diez millones de dólares de inversión en una ronda semilla para el desarrollo de la compañía en toda la región latinoamericana. De ese montante, cinco se corresponden con una inversión al uso (a cambio de acciones) y otros cinco millones se materializan en forma de deuda para aumentar su dinero en caja y posibilitar más líneas de financiación a sus clientes.
Entre los inversores se encuentra el más relevante de la región, Kazsek Ventures, así como Woodson Capital y Picus Capital, con experiencia en este sistema de 'comprar al momento y pagar más tarde'.
El retrato robot del cliente de Aplazo es una mujer de 33 años. Por el momento cuenta con más de 500 tiendas que integran el servicio y la cifra crece un 40% cada mes. La startup con sede en Ciudad de México ya suma 32 empleados, que esperan ampliar gracias a la inyección de capital.
Su modelo de negocio pasa por cobrar al vendedor una pequeña comisión por la venta y, dependiendo del acuerdo, en ocasiones, también un porcentaje de cada pago.
“Los vendedores están conectando con consumidores hasta ahora ocultos, que no tenían tarjeta de crédito o sin un límite de consumo conocido. En muy poco tiempo nos hemos convertido en herramienta indispensable para los vendedores, elevando la cantidad de transacciones y su cuantía”, destaca Wieland a D+I.
La intención de los fundadores es conseguir expandirse en México con solidez antes de lanzarse a más países de la región e integrar servicios adicionales. “Estamos en un espacio maduro, listo para disrumpir. Estamos construyendo una plataforma centrada en los datos y el consumidor”, subraya.
Addi, en Brasil, sigue este mismo modelo, aunque con una cuantía superior en cuanto a inversión: 54 millones de dólares. Nelo, Kueski y Alchemy quieren entrar también en este campo de la financiación al gran consumo.