Desde la creación de Mercado Pago en 2003, la primera Fintech de América Latina, la industria ha tenido un crecimiento meteórico, a punto de celebrar su aniversario número 20. A pesar de los logros significativos, es un sector que continúa evolucionando, y que hoy está explorando oportunidades más allá del B2C, incursionando con fuerza en el ecosistema B2B.
Los últimos años han sido testigos de un crecimiento exponencial de las Fintech, impulsado por la creciente necesidad de servicios financieros accesibles. Según el Banco Mundial, durante la pandemia, el 15% de los adultos latinoamericanos realizaron su primera transacción digital, y América Latina ocupa ahora la quinta posición a nivel mundial en términos de inclusión financiera.
Pero la revolución Fintech no se detiene en los consumidores. Una creciente ola de startups está orientando su innovación hacia el desarrollo de productos y servicios B2B. Estos pueden variar desde la optimización de los pagos para pequeños empresarios hasta la digitalización de las operaciones financieras para las grandes empresas. Según el informe "The LatAm Tech Report",el 68% de los clientes en la región están dispuestos a considerar productos financieros ofrecidos por empresas no financieras. La oportunidad es clara.
La transición del B2C al B2B es una progresión natural. Incluso en regiones tecnológicamente avanzadas, la industria Fintech comenzó revolucionando las finanzas personales antes de dirigirse a las necesidades empresariales. El ascenso del open banking está moldeando un terreno fértil para la innovación dentro del ecosistema B2B. Al posibilitar el seguro intercambio de datos financieros y la "API-ficación" de los servicios, el open banking ha impulsado el crecimiento de soluciones financieras integradas. En este nuevo ecosistema, florece la "coopetencia", una dinámica en la cual los competidores también se convierten en colaboradores, fortaleciendo así la oferta para los usuarios finales.
Las regulaciones vigentes en países como México o Brasil, están abriendo la posibilidad para que las personas compartan su información financiera con terceros mediante interfaces de programación de aplicaciones (APIs). Dada la limitada adopción de cuentas bancarias en la región, el concepto de Open Banking se presenta como una solución idónea, ya que permite a losactores financieros acceder a datos provenientes de diversas fuentes, como los mercados virtuales.
Este enfoque tiene un gran potencial para la región debido a la baja penetración de servicios bancarios tradicionales. Gracias al Open Banking, las entidades financieras pueden ahora enriquecer su comprensión del cliente al tener acceso a datos más completos. Esta información se erige como una herramienta para ampliar las oportunidades de muchos latinoamericanos en lo que respecta a nuevos productos y servicios financieros, tales como cuentas bancarias, tarjetas de crédito, préstamos, entre otros.
Asimismo, estos datos financieros pueden ser sometidos a análisis utilizando técnicas avanzadas como la ciencia de datos y el aprendizaje automático. Estos avances permiten la generación de servicios sumamente relevantes y personalizados para cada cliente, los cuales se adaptan de manera precisa a sus necesidades específicas y perfiles de riesgo.
Sin embargo, la transformación del segmento B2B no está exenta de desafíos. En el sector PyME, la falta de acceso a créditos es una barrera principal para el crecimiento. Según un estudio de Mambu, el 56% de los propietarios de PyMEs buscan financiamiento entre amigos y familiares debido a la falta de acceso a préstamos bancarios. Varias Fintechs están adoptando tecnologías innovadoras para evaluar el riesgo crediticio de manera más eficaz, proporcionando préstamos a empresas que no logran ser calificadas de manera positiva por los bancos tradicionales.
Pero la revolución no se detiene ahí: se está reimaginando por completo la manera en que se llevan a cabo los procesos que alguna vez fueron rígidos y lentos. En los últimos dos años, más del 40% de las PyMEs han adoptado nuevas soluciones financieras para agilizar operaciones tradicionales, liberando tiempo y recursos valiosos. Las pequeñas empresas están dando pasos significativos hacia la optimización de sus operaciones diarias y su gestión. Están adoptando plataformas de pago impulsadas por inteligencia artificial en múltiples aspectos, incluyendo la contabilidad, la gestión de caja y la implementación de sistemas de pago integrados.
Un ejemplo claro es Payana, que ha sido elegida por más de 300 PyMEs para simplificar tanto sus procesos de pago a proveedores como los de nómina. Con unos pocos clics, logran ahorrar tiempo y reducir los elevados costos asociados a las transferencias, lo que a su vez mejora considerablemente su eficiencia y gestión financiera.
Es esencial destacar la importancia de las pequeñas y medianas empresas en la economía latinoamericana. En Colombia, las PyMEs desempeñan un papel fundamental como motor económico del país, contribuyendo con un 40% al PIB y siendo responsables de la creación del75% de los empleos formales.
En conclusión, debemos continuar impulsando la industria Fintech para catalizar el desarrollo de una región inclusiva, tecnológica y llena de oportunidades. La educación financiera, el acceso al crédito y la trazabilidad de la información son fundamentales para el crecimiento económico. Ahora, en la era del B2B, es el momento de crear soluciones de impacto que satisfagan las necesidades de las empresas latinoamericanas y faciliten su crecimiento.
Desde la creación de Mercado Pago en 2003, la primera Fintech de América Latina, la industria ha tenido un crecimiento meteórico, a punto de celebrar su aniversario número 20. A pesar de los logros significativos, es un sector que continúa evolucionando, y que hoy está explorando oportunidades más allá del B2C, incursionando con fuerza en el ecosistema B2B.
Los últimos años han sido testigos de un crecimiento exponencial de las Fintech, impulsado por la creciente necesidad de servicios financieros accesibles. Según el Banco Mundial, durante la pandemia, el 15% de los adultos latinoamericanos realizaron su primera transacción digital, y América Latina ocupa ahora la quinta posición a nivel mundial en términos de inclusión financiera.
Pero la revolución Fintech no se detiene en los consumidores. Una creciente ola de startups está orientando su innovación hacia el desarrollo de productos y servicios B2B. Estos pueden variar desde la optimización de los pagos para pequeños empresarios hasta la digitalización de las operaciones financieras para las grandes empresas. Según el informe "The LatAm Tech Report",el 68% de los clientes en la región están dispuestos a considerar productos financieros ofrecidos por empresas no financieras. La oportunidad es clara.
La transición del B2C al B2B es una progresión natural. Incluso en regiones tecnológicamente avanzadas, la industria Fintech comenzó revolucionando las finanzas personales antes de dirigirse a las necesidades empresariales. El ascenso del open banking está moldeando un terreno fértil para la innovación dentro del ecosistema B2B. Al posibilitar el seguro intercambio de datos financieros y la "API-ficación" de los servicios, el open banking ha impulsado el crecimiento de soluciones financieras integradas. En este nuevo ecosistema, florece la "coopetencia", una dinámica en la cual los competidores también se convierten en colaboradores, fortaleciendo así la oferta para los usuarios finales.
Las regulaciones vigentes en países como México o Brasil, están abriendo la posibilidad para que las personas compartan su información financiera con terceros mediante interfaces de programación de aplicaciones (APIs). Dada la limitada adopción de cuentas bancarias en la región, el concepto de Open Banking se presenta como una solución idónea, ya que permite a losactores financieros acceder a datos provenientes de diversas fuentes, como los mercados virtuales.
Este enfoque tiene un gran potencial para la región debido a la baja penetración de servicios bancarios tradicionales. Gracias al Open Banking, las entidades financieras pueden ahora enriquecer su comprensión del cliente al tener acceso a datos más completos. Esta información se erige como una herramienta para ampliar las oportunidades de muchos latinoamericanos en lo que respecta a nuevos productos y servicios financieros, tales como cuentas bancarias, tarjetas de crédito, préstamos, entre otros.
Asimismo, estos datos financieros pueden ser sometidos a análisis utilizando técnicas avanzadas como la ciencia de datos y el aprendizaje automático. Estos avances permiten la generación de servicios sumamente relevantes y personalizados para cada cliente, los cuales se adaptan de manera precisa a sus necesidades específicas y perfiles de riesgo.
Sin embargo, la transformación del segmento B2B no está exenta de desafíos. En el sector PyME, la falta de acceso a créditos es una barrera principal para el crecimiento. Según un estudio de Mambu, el 56% de los propietarios de PyMEs buscan financiamiento entre amigos y familiares debido a la falta de acceso a préstamos bancarios. Varias Fintechs están adoptando tecnologías innovadoras para evaluar el riesgo crediticio de manera más eficaz, proporcionando préstamos a empresas que no logran ser calificadas de manera positiva por los bancos tradicionales.
Pero la revolución no se detiene ahí: se está reimaginando por completo la manera en que se llevan a cabo los procesos que alguna vez fueron rígidos y lentos. En los últimos dos años, más del 40% de las PyMEs han adoptado nuevas soluciones financieras para agilizar operaciones tradicionales, liberando tiempo y recursos valiosos. Las pequeñas empresas están dando pasos significativos hacia la optimización de sus operaciones diarias y su gestión. Están adoptando plataformas de pago impulsadas por inteligencia artificial en múltiples aspectos, incluyendo la contabilidad, la gestión de caja y la implementación de sistemas de pago integrados.
Un ejemplo claro es Payana, que ha sido elegida por más de 300 PyMEs para simplificar tanto sus procesos de pago a proveedores como los de nómina. Con unos pocos clics, logran ahorrar tiempo y reducir los elevados costos asociados a las transferencias, lo que a su vez mejora considerablemente su eficiencia y gestión financiera.
Es esencial destacar la importancia de las pequeñas y medianas empresas en la economía latinoamericana. En Colombia, las PyMEs desempeñan un papel fundamental como motor económico del país, contribuyendo con un 40% al PIB y siendo responsables de la creación del75% de los empleos formales.
En conclusión, debemos continuar impulsando la industria Fintech para catalizar el desarrollo de una región inclusiva, tecnológica y llena de oportunidades. La educación financiera, el acceso al crédito y la trazabilidad de la información son fundamentales para el crecimiento económico. Ahora, en la era del B2B, es el momento de crear soluciones de impacto que satisfagan las necesidades de las empresas latinoamericanas y faciliten su crecimiento.