Antes de convertirse en CEO de la wealthtech peruana Hapi, el economista de 36 años, Dusko Kelez, fue un emprendedor serial. En nueve años, creó dos marketplaces (uno de ellos para el centro comercial Jockey Plaza). Además, participó de la integración de varias marcas gastronómicas en una sola compañía, administró dos tiendas de ropa propias en dos centros comerciales limeños y fue gerente de operaciones de la firma de leasing de taxis Táximo en Perú y de la de micromovilidad Grin para la región.
“Empecé Hapi porque quería comprar acciones de Tesla hace cuatro o cinco años y, al ser peruano, me di cuenta que no tenía cómo. Empecé a buscar. Me metí a Robinhood, a todas las apps conocidas y nada”, cuenta Kelez a Forbes sobre cómo se le ocurrió la idea de negocio de la startup.
Kelez, quien viajaba por diferentes países latinoamericanos por su trabajo en Grin, no tardó en darse cuenta que las altas comisiones y el papeleo eran barreras para invertir en la región. “Me dije ‘alguien tiene que hacer esto y no voy a esperar diez años a que estas empresas se dignen a vernos como un mercado’”, cuenta.
Fue así que el economista convocó a los ingenieros en software Piero Sifuentes y Billy Caballero, de 27 y 28 años cada uno, y crearon la startup de compra y venta de acciones y criptomonedas Hapi, cuyo nombre evoca al dios egipcio de la prosperidad.
“Nosotros creemos en la misión de traer prosperidad a la gente. La tomamos como nuestra y lo hacemos a través de la democratización a las inversiones”, dice Kelez. El cofundador de Hapi está convencido que la masificación de la inversión en bolsa de los latinoamericanos podría haber partido al menos una década antes en la región, en línea con otras plazas del mundo. “En América Latina sí tenemos esta cultura de ahorro, pero nos ha faltado la cultura de la inversión”, asegura.
En octubre del 2020, el mismo año en el que se creó, el emprendimiento postuló a la aceleradora Y Combinator (YC) en Mountain View (California) y fue aceptada. A la fecha, otras seis startups peruanas –Keynua, Apurata, Prendea, OlaClic, Fitia, Kurios y GoJom– han sido parte del programa de tres meses que también ayudó a despegar a unicornios como Rappi o Airbnb.
Tras finalizar el programa de aceleración en YC, Hapi levantó una ronda de US$2,7 millones de diversos inversionistas: Portage Ventures, Googdwater Capital, Inca Ventures, Arab Angel Fund, Y Combinator y Harvard Management Company. “Dejamos bastante dinero en la mesa. Decidimos no levantar más, porque no veíamos que íbamos a necesitar más dinero para lograr lo que estábamos buscando”, cuenta.
La meta, dice Kelez, era lanzar una versión más ágil de la plataforma, que permita registrarse y hacer operaciones en minutos. Esto ocurrió el lunes pasado. El segundo hito que persigue la wealthtech es crecer en usuarios: pasar de los 10.000 actuales a 75.000 al cierre del año. También planea multiplicar por diez el monto el activos administrados al finalizar el 2022, cifra que hoy se sitúa en los US$10 millones.
“Eso sería un buen año para nosotros”, comenta el ejecutivo sobre la proyección. La startup, que atiende a clientes Perú, Colombia, México, Chile y otros países, espera alcanzar su punto de equilibrio este año.
¿Cómo generan ingresos? Al respecto, Kelez comenta que la wealthtech –que se ha hecho conocida por no cobrar comisiones– obtiene microcomisiones por cada operación por parte de las bolsas estadounidenses en las que transan, como Nasdaq y NYSE. De hecho, la firma es supervisada por el regulador bursátil de Estados Unidos y opera como broker en ese país.
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Hapi evalúa, en el mediano plazo, solicitar licencias en las plazas bursátiles latinoamericanas para impulsar su negocio. “Lo que queremos hacer, eventualmente, es sacar licencias locales para poder operar stocks locales”, desliza.
Kelez sabe que no son ni serán los únicos jugadores en su rubro en Latinoamérica. En efecto, la colombiana Trii ya ha anunciado su expansión en Perú, donde también el grupo Credicorp opera Tyba. “Nosotros buscamos liderar el mercado, pero creemos que se va a necesitar más de uno (un jugador) y que la competencia es saludable para los usuarios”, dice el ejecutivo.
En el mundo de las inversiones en bolsa también opinan que dicho dinamismo es necesario. “Actualmente, el mercado de las inversiones tradicional es muy anticuado. Tiene altos costos, bajos rendimientos y mucho papeleo”, comenta para Forbes, Flavia Becker, cofundadora de la wealthtech Zest. Sin embargo, la emprendedora dice que el principal reto para alentar el desarrollo del segmento en la región será no perder de vista la necesidad de la atención personalizada.
Al respecto, Clementina Giraldo, fundadora & CEO de Dots & Tech, señala que las wealthtech comienzan a cobrar fuerza en Latinoamérica en línea con el ecosistema fintech.
En conjunto, ofrecen nuevas alternativas para que los latinoamericanos participen de inversiones desde bajos montos, lo que reduce los costos de transacción.
Con Hapi, Kelez dice que busca llevar la delantera del negocio, pero reconoce que más temprano que tarde la disrupción de hoy se volverá la norma mañana. “Es un mercado que tiene muchísimo por crecer. Va a atraer nuevos jugadores e inversiones”, confía Kelez.
Antes de convertirse en CEO de la wealthtech peruana Hapi, el economista de 36 años, Dusko Kelez, fue un emprendedor serial. En nueve años, creó dos marketplaces (uno de ellos para el centro comercial Jockey Plaza). Además, participó de la integración de varias marcas gastronómicas en una sola compañía, administró dos tiendas de ropa propias en dos centros comerciales limeños y fue gerente de operaciones de la firma de leasing de taxis Táximo en Perú y de la de micromovilidad Grin para la región.
“Empecé Hapi porque quería comprar acciones de Tesla hace cuatro o cinco años y, al ser peruano, me di cuenta que no tenía cómo. Empecé a buscar. Me metí a Robinhood, a todas las apps conocidas y nada”, cuenta Kelez a Forbes sobre cómo se le ocurrió la idea de negocio de la startup.
Kelez, quien viajaba por diferentes países latinoamericanos por su trabajo en Grin, no tardó en darse cuenta que las altas comisiones y el papeleo eran barreras para invertir en la región. “Me dije ‘alguien tiene que hacer esto y no voy a esperar diez años a que estas empresas se dignen a vernos como un mercado’”, cuenta.
Fue así que el economista convocó a los ingenieros en software Piero Sifuentes y Billy Caballero, de 27 y 28 años cada uno, y crearon la startup de compra y venta de acciones y criptomonedas Hapi, cuyo nombre evoca al dios egipcio de la prosperidad.
“Nosotros creemos en la misión de traer prosperidad a la gente. La tomamos como nuestra y lo hacemos a través de la democratización a las inversiones”, dice Kelez. El cofundador de Hapi está convencido que la masificación de la inversión en bolsa de los latinoamericanos podría haber partido al menos una década antes en la región, en línea con otras plazas del mundo. “En América Latina sí tenemos esta cultura de ahorro, pero nos ha faltado la cultura de la inversión”, asegura.
En octubre del 2020, el mismo año en el que se creó, el emprendimiento postuló a la aceleradora Y Combinator (YC) en Mountain View (California) y fue aceptada. A la fecha, otras seis startups peruanas –Keynua, Apurata, Prendea, OlaClic, Fitia, Kurios y GoJom– han sido parte del programa de tres meses que también ayudó a despegar a unicornios como Rappi o Airbnb.
Tras finalizar el programa de aceleración en YC, Hapi levantó una ronda de US$2,7 millones de diversos inversionistas: Portage Ventures, Googdwater Capital, Inca Ventures, Arab Angel Fund, Y Combinator y Harvard Management Company. “Dejamos bastante dinero en la mesa. Decidimos no levantar más, porque no veíamos que íbamos a necesitar más dinero para lograr lo que estábamos buscando”, cuenta.
La meta, dice Kelez, era lanzar una versión más ágil de la plataforma, que permita registrarse y hacer operaciones en minutos. Esto ocurrió el lunes pasado. El segundo hito que persigue la wealthtech es crecer en usuarios: pasar de los 10.000 actuales a 75.000 al cierre del año. También planea multiplicar por diez el monto el activos administrados al finalizar el 2022, cifra que hoy se sitúa en los US$10 millones.
“Eso sería un buen año para nosotros”, comenta el ejecutivo sobre la proyección. La startup, que atiende a clientes Perú, Colombia, México, Chile y otros países, espera alcanzar su punto de equilibrio este año.
¿Cómo generan ingresos? Al respecto, Kelez comenta que la wealthtech –que se ha hecho conocida por no cobrar comisiones– obtiene microcomisiones por cada operación por parte de las bolsas estadounidenses en las que transan, como Nasdaq y NYSE. De hecho, la firma es supervisada por el regulador bursátil de Estados Unidos y opera como broker en ese país.
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Hapi evalúa, en el mediano plazo, solicitar licencias en las plazas bursátiles latinoamericanas para impulsar su negocio. “Lo que queremos hacer, eventualmente, es sacar licencias locales para poder operar stocks locales”, desliza.
Kelez sabe que no son ni serán los únicos jugadores en su rubro en Latinoamérica. En efecto, la colombiana Trii ya ha anunciado su expansión en Perú, donde también el grupo Credicorp opera Tyba. “Nosotros buscamos liderar el mercado, pero creemos que se va a necesitar más de uno (un jugador) y que la competencia es saludable para los usuarios”, dice el ejecutivo.
En el mundo de las inversiones en bolsa también opinan que dicho dinamismo es necesario. “Actualmente, el mercado de las inversiones tradicional es muy anticuado. Tiene altos costos, bajos rendimientos y mucho papeleo”, comenta para Forbes, Flavia Becker, cofundadora de la wealthtech Zest. Sin embargo, la emprendedora dice que el principal reto para alentar el desarrollo del segmento en la región será no perder de vista la necesidad de la atención personalizada.
Al respecto, Clementina Giraldo, fundadora & CEO de Dots & Tech, señala que las wealthtech comienzan a cobrar fuerza en Latinoamérica en línea con el ecosistema fintech.
En conjunto, ofrecen nuevas alternativas para que los latinoamericanos participen de inversiones desde bajos montos, lo que reduce los costos de transacción.
Con Hapi, Kelez dice que busca llevar la delantera del negocio, pero reconoce que más temprano que tarde la disrupción de hoy se volverá la norma mañana. “Es un mercado que tiene muchísimo por crecer. Va a atraer nuevos jugadores e inversiones”, confía Kelez.