En América Latina, el costo anual del delito cibernético asciende a $90 mil millones de dólares, por lo que no sorprende que las empresas respalden cada vez más las herramientas digitales que verifican la identidad del cliente de manera rápida y eficiente. Esta es una buena señal, ya que refleja la prioridad de varios países de proporcionar servicios de validación de identidad a la administración pública y al sector privado, al tiempo que persiguen iniciativas de protección de datos.
Imagínate viajar, registrarte en un hotel, acceder a servicios gubernamentales, atención médica, iniciar sesión en un banco digital o verificar descuentos con solo una identidad digital. Gracias a la inteligencia artificial y el reconocimiento facial, la identidad digital se verifica de forma automatizada y genera la mayor seguridad jamás vista. En los próximos años, las identificaciones físicas se utilizarán como copias de seguridad y desaparecerán gradualmente. Con la identidad digital aumentará la privacidad, se evitará el fraude y crecerá el ecosistema de empresas que la utilizan, priorizando la experiencia del usuario.
La forma en que las personas prueban su identidad está migrando masivamente: de lo físico a lo digital, de fuera de línea a en línea, y en una amplia gama de sectores, desde la banca hasta la atención médica. Cada vez es más relevante, y un factor clave para las organizaciones, demostrar que las personas son quienes dicen ser. A medida que los consumidores aumentan sus transacciones financieras, los estafadores se vuelven cada vez más sofisticados. En los últimos años, el delito cibernético (especialmente el fraude) en América Latina se ha convertido en un gran objetivo que las instituciones financieras deben superar y, por lo tanto, fortalecer sus sistemas de ciberseguridad.
Desafortunadamente, varios delitos cibernéticos importantes en los últimos años han expuesto vulnerabilidades de seguridad en América Latina. De hecho en el 2021 Brasil ocupó el segundo lugar en el ranking mundial de mayores pérdidas financieras relacionadas con el ciberdelito. En enero de ese mismo año, un hacker publicó los datos personales de 10.000 clientes de American Express radicados en México. La publicación incluía números de tarjetas de crédito, nombres completos y direcciones de estos clientes. En septiembre de 2020, un ciberataque al banco estatal chileno Banco Estado obligó el cierre temporal de más de 400 de sus sucursales. Estos son tan solo algunos ejemplos. Sumado a esto, como consecuencia de la pandemia, hay una tendencia a la desconfianza. La seguridad se ha convertido en algo imprescindible, ya que se cree que los ciberdelincuentes seguirán innovando y aprovechando las nuevas oportunidades.
Una identidad digital es una prueba de identidad electrónica reutilizable emitida por una autoridad de confianza con un nivel de seguridad conocido. Una identidad digital es mucho más segura y difícil de falsificar, ya que permite a los consumidores compartir la información exacta que necesitan sin tener que proporcionar información que comprometa su seguridad. Esto otorga a los usuarios el control total de su privacidad. Por ejemplo, es posible que no desees que un proveedor tenga acceso a tu número de licencia de conducir, dirección u otra información personal, como altura y peso. Además, una identidad digital puede almacenarse en una billetera digital y usarse para una variedad de casos de uso en diferentes industrias. Asimismo, ya que está protegida criptográficamente, sólo se pueden dar a conocer los datos indispensables requeridos por el proveedor.
Es importante aclarar que la identidad digital es mucho más que una identificación. Incluye una identidad verificada, datos biométricos que prueban la identidad, así como datos de redes sociales, proveedores de KYC, extractos bancarios y más. Por lo tanto, las empresas se están subiendo a la ola de la identidad digital para prevenir los delitos de fraude. Según una encuesta realizada por Jumio, el 80% de los consumidores de todo el mundo prefieren medidas de verificación de identidad digital al elegir marcas online. Pronto todos podrán acceder a los servicios gubernamentales y de salud, registrarse fácilmente en un hotel o viajar sin tener que presentar un documento de identidad en el mostrador. La verificación de identidad robusta es un fuerte incentivo cuando se usan servicios en línea, especialmente en un sector emergente como México. El 92% de los consumidores encuestados dice que México es un país que valora la necesidad de la identidad digital para administrar su información personal de manera segura. Sin embargo, cuando este proceso online se vuelve demasiado complicado, el 43% de los adultos mexicanos lo abandonan.
El estudio también reveló que los consumidores mexicanos creen que la industria de servicios financieros es la industria más importante para el uso de la identidad digital (69%), seguida por las redes sociales (52%). A su vez, entre los mexicanos que han concertado más citas de atención médica virtual desde el inicio de la pandemia, el 41% cree que es importante utilizar la identidad digital para verificar que el usuario es quien dice ser antes de acceder a los servicios.
En un futuro cercano, el usuario podrá usar la misma identidad digital para cualquiera de las entidades que se carguen en el ecosistema de identidad reutilizable sin que cada comerciante requiere un proceso de verificación por separado con diferentes niveles de KYC y AML. Es por eso que la identidad digital es tan emocionante, ya que resuelve un problema central en el modelo actual: es ineficiente y no brinda control sobre qué datos compartir.
Actualmente, Jumio está construyendo su propio ecosistema en América Latina y en todo el mundo para brindar seguridad a las entidades y ofrecer una experiencia de usuario positiva. A medida que se unan más entidades al ecosistema, la identidad digital se generalizará y el usuario se sentirá cada vez más seguro. A través de su plataforma KYX, Jumio proporciona una API con un único punto de integración y una única calificación de riesgo que agiliza la validación de identidad para diferentes productos. De esta forma, la experiencia del usuario será más agradable, sin fricciones ni complicados procesos de compra.
En lugar de tomar fotos de identificación para probar la identidad de una persona, simplemente se compartirá la identidad digital. Verificarás quién eres solo una vez y luego podrás reutilizar esa identidad digital cuando quieras. La eficiencia será mucho mayor. ya que la identidad se almacenará en una billetera sin necesidad de tomar una foto de la identificación cada vez que el usuario quiera abrir una cuenta online. Además, evita el riesgo de rechazo de una foto con poca luz o una cámara de baja calidad.
Así como la tendencia indica que las personas buscan seguridad en su proceso de identificación y las empresas están en camino de integrar la identidad digital reutilizable en sus productos, el futuro de la identidad digital también está en camino de incorporar la tecnología financiera en sus servicios para mitigar el fraude y brindar seguridad a los usuarios. Esto es relevante para las identidades digitales dado que todos estos productos financieros necesitarán la mejor tecnología para autenticar a los usuarios de manera segura.
Desde el punto de vista de los usuarios, las finanzas integradas no solo aportan un valor añadido, sino que también facilitan la posibilidad de resolverlo todo en un mismo lugar. En pocas palabras, las finanzas integradas son la colocación de un producto financiero en una experiencia, viaje o plataforma no financiera del cliente. Así, desde una única plataforma es posible realizar un pago, acceder a un préstamo, realizar una inversión o contratar un seguro. Hoy en día, gracias a la digitalización del comercio y la gestión empresarial, se han expandido enormemente las nuevas oportunidades para integrar las finanzas en las experiencias no financieras de los clientes.
Este concepto es cada vez más recurrente en América Latina. Rappi, por ejemplo, es una empresa de delivery que incorporó Rappi Pay para poder ofrecer métodos de pago a sus clientes integrando y verificando la identidad del usuario en la misma plataforma, sin necesidad de ingresar los datos de la tarjeta de pago manualmente. Al igual que Rappi, grandes plataformas como Uber, Didi y Amazon ofrecen un servicio integral para satisfacer las necesidades de sus clientes. Al contar con grandes comunidades con un amplio conocimiento sobre sus usuarios, buscan ofrecer financiamiento integrado para minimizar las fricciones en las transacciones y que los usuarios puedan percibir una experiencia como homogénea, generando confianza.
Aunque llevará algún tiempo instalar la identidad digital en todos los mercados, la tendencia va hacia el reemplazo de las identificaciones más tradicionales. Al igual que Bank ID y Mastercard, hay muchas empresas que utilizan identidad digital, y se espera que dentro de cinco años las empresas privadas más grandes la incorporen para sus consumidores, ya que se convertirá en un requisito fundamental de cualquier estrategia de gestión de identidad y acceso (IAM). . A medida que esto evolucione, las empresas no tendrán más remedio que integrarse. Para 2027, se espera que el mercado de identidad digital reutilizable alcance los USD 266,5 millones, con una CAGR del 68,9 %.
Jumio, el líder en verificación de identidad online, hace de Internet un lugar más seguro para que los usuarios y las empresas validen la identidad y prevengan el fraude. Con la ayuda de la inteligencia artificial identifica patrones y realiza controles de seguridad, sin añadir demasiada fricción a la experiencia del usuario. Como afirma Samer Atassi, vicepresidente de Jumio para América Latina, “de esta manera reducimos la fricción, mejoramos la experiencia del usuario, disminuimos el fraude y construimos un ecosistema que es mucho más fácil de administrar para todos”. Jumio ha procesado más de mil millones de transacciones y está bien posicionado para convertirse en el líder en identidad digital.
En un mundo cada vez más interconectado, aquellas entidades que escuchan a sus usuarios y buscan soluciones para facilitar su experiencia son las que podrán marcar la diferencia y destacarse del resto. Los que no actúen con rapidez se quedarán atrás ante nuevos negocios y clientes.
Las identidades digitales reutilizables son el futuro de las pruebas de identidad ofreciendo propuestas integrales que facilitan la vida de las personas, especialmente post pandemia donde las violaciones de datos son habituales. Para ello, es fundamental contar con aliados tecnológicos como Jumio que promuevan la interoperabilidad para garantizar que los usuarios tengan una experiencia de cliente fluida y puedan usar su identidad en todas partes, compartiendo la información que deseen, cuando lo deseen.
En América Latina, el costo anual del delito cibernético asciende a $90 mil millones de dólares, por lo que no sorprende que las empresas respalden cada vez más las herramientas digitales que verifican la identidad del cliente de manera rápida y eficiente. Esta es una buena señal, ya que refleja la prioridad de varios países de proporcionar servicios de validación de identidad a la administración pública y al sector privado, al tiempo que persiguen iniciativas de protección de datos.
Imagínate viajar, registrarte en un hotel, acceder a servicios gubernamentales, atención médica, iniciar sesión en un banco digital o verificar descuentos con solo una identidad digital. Gracias a la inteligencia artificial y el reconocimiento facial, la identidad digital se verifica de forma automatizada y genera la mayor seguridad jamás vista. En los próximos años, las identificaciones físicas se utilizarán como copias de seguridad y desaparecerán gradualmente. Con la identidad digital aumentará la privacidad, se evitará el fraude y crecerá el ecosistema de empresas que la utilizan, priorizando la experiencia del usuario.
La forma en que las personas prueban su identidad está migrando masivamente: de lo físico a lo digital, de fuera de línea a en línea, y en una amplia gama de sectores, desde la banca hasta la atención médica. Cada vez es más relevante, y un factor clave para las organizaciones, demostrar que las personas son quienes dicen ser. A medida que los consumidores aumentan sus transacciones financieras, los estafadores se vuelven cada vez más sofisticados. En los últimos años, el delito cibernético (especialmente el fraude) en América Latina se ha convertido en un gran objetivo que las instituciones financieras deben superar y, por lo tanto, fortalecer sus sistemas de ciberseguridad.
Desafortunadamente, varios delitos cibernéticos importantes en los últimos años han expuesto vulnerabilidades de seguridad en América Latina. De hecho en el 2021 Brasil ocupó el segundo lugar en el ranking mundial de mayores pérdidas financieras relacionadas con el ciberdelito. En enero de ese mismo año, un hacker publicó los datos personales de 10.000 clientes de American Express radicados en México. La publicación incluía números de tarjetas de crédito, nombres completos y direcciones de estos clientes. En septiembre de 2020, un ciberataque al banco estatal chileno Banco Estado obligó el cierre temporal de más de 400 de sus sucursales. Estos son tan solo algunos ejemplos. Sumado a esto, como consecuencia de la pandemia, hay una tendencia a la desconfianza. La seguridad se ha convertido en algo imprescindible, ya que se cree que los ciberdelincuentes seguirán innovando y aprovechando las nuevas oportunidades.
Una identidad digital es una prueba de identidad electrónica reutilizable emitida por una autoridad de confianza con un nivel de seguridad conocido. Una identidad digital es mucho más segura y difícil de falsificar, ya que permite a los consumidores compartir la información exacta que necesitan sin tener que proporcionar información que comprometa su seguridad. Esto otorga a los usuarios el control total de su privacidad. Por ejemplo, es posible que no desees que un proveedor tenga acceso a tu número de licencia de conducir, dirección u otra información personal, como altura y peso. Además, una identidad digital puede almacenarse en una billetera digital y usarse para una variedad de casos de uso en diferentes industrias. Asimismo, ya que está protegida criptográficamente, sólo se pueden dar a conocer los datos indispensables requeridos por el proveedor.
Es importante aclarar que la identidad digital es mucho más que una identificación. Incluye una identidad verificada, datos biométricos que prueban la identidad, así como datos de redes sociales, proveedores de KYC, extractos bancarios y más. Por lo tanto, las empresas se están subiendo a la ola de la identidad digital para prevenir los delitos de fraude. Según una encuesta realizada por Jumio, el 80% de los consumidores de todo el mundo prefieren medidas de verificación de identidad digital al elegir marcas online. Pronto todos podrán acceder a los servicios gubernamentales y de salud, registrarse fácilmente en un hotel o viajar sin tener que presentar un documento de identidad en el mostrador. La verificación de identidad robusta es un fuerte incentivo cuando se usan servicios en línea, especialmente en un sector emergente como México. El 92% de los consumidores encuestados dice que México es un país que valora la necesidad de la identidad digital para administrar su información personal de manera segura. Sin embargo, cuando este proceso online se vuelve demasiado complicado, el 43% de los adultos mexicanos lo abandonan.
El estudio también reveló que los consumidores mexicanos creen que la industria de servicios financieros es la industria más importante para el uso de la identidad digital (69%), seguida por las redes sociales (52%). A su vez, entre los mexicanos que han concertado más citas de atención médica virtual desde el inicio de la pandemia, el 41% cree que es importante utilizar la identidad digital para verificar que el usuario es quien dice ser antes de acceder a los servicios.
En un futuro cercano, el usuario podrá usar la misma identidad digital para cualquiera de las entidades que se carguen en el ecosistema de identidad reutilizable sin que cada comerciante requiere un proceso de verificación por separado con diferentes niveles de KYC y AML. Es por eso que la identidad digital es tan emocionante, ya que resuelve un problema central en el modelo actual: es ineficiente y no brinda control sobre qué datos compartir.
Actualmente, Jumio está construyendo su propio ecosistema en América Latina y en todo el mundo para brindar seguridad a las entidades y ofrecer una experiencia de usuario positiva. A medida que se unan más entidades al ecosistema, la identidad digital se generalizará y el usuario se sentirá cada vez más seguro. A través de su plataforma KYX, Jumio proporciona una API con un único punto de integración y una única calificación de riesgo que agiliza la validación de identidad para diferentes productos. De esta forma, la experiencia del usuario será más agradable, sin fricciones ni complicados procesos de compra.
En lugar de tomar fotos de identificación para probar la identidad de una persona, simplemente se compartirá la identidad digital. Verificarás quién eres solo una vez y luego podrás reutilizar esa identidad digital cuando quieras. La eficiencia será mucho mayor. ya que la identidad se almacenará en una billetera sin necesidad de tomar una foto de la identificación cada vez que el usuario quiera abrir una cuenta online. Además, evita el riesgo de rechazo de una foto con poca luz o una cámara de baja calidad.
Así como la tendencia indica que las personas buscan seguridad en su proceso de identificación y las empresas están en camino de integrar la identidad digital reutilizable en sus productos, el futuro de la identidad digital también está en camino de incorporar la tecnología financiera en sus servicios para mitigar el fraude y brindar seguridad a los usuarios. Esto es relevante para las identidades digitales dado que todos estos productos financieros necesitarán la mejor tecnología para autenticar a los usuarios de manera segura.
Desde el punto de vista de los usuarios, las finanzas integradas no solo aportan un valor añadido, sino que también facilitan la posibilidad de resolverlo todo en un mismo lugar. En pocas palabras, las finanzas integradas son la colocación de un producto financiero en una experiencia, viaje o plataforma no financiera del cliente. Así, desde una única plataforma es posible realizar un pago, acceder a un préstamo, realizar una inversión o contratar un seguro. Hoy en día, gracias a la digitalización del comercio y la gestión empresarial, se han expandido enormemente las nuevas oportunidades para integrar las finanzas en las experiencias no financieras de los clientes.
Este concepto es cada vez más recurrente en América Latina. Rappi, por ejemplo, es una empresa de delivery que incorporó Rappi Pay para poder ofrecer métodos de pago a sus clientes integrando y verificando la identidad del usuario en la misma plataforma, sin necesidad de ingresar los datos de la tarjeta de pago manualmente. Al igual que Rappi, grandes plataformas como Uber, Didi y Amazon ofrecen un servicio integral para satisfacer las necesidades de sus clientes. Al contar con grandes comunidades con un amplio conocimiento sobre sus usuarios, buscan ofrecer financiamiento integrado para minimizar las fricciones en las transacciones y que los usuarios puedan percibir una experiencia como homogénea, generando confianza.
Aunque llevará algún tiempo instalar la identidad digital en todos los mercados, la tendencia va hacia el reemplazo de las identificaciones más tradicionales. Al igual que Bank ID y Mastercard, hay muchas empresas que utilizan identidad digital, y se espera que dentro de cinco años las empresas privadas más grandes la incorporen para sus consumidores, ya que se convertirá en un requisito fundamental de cualquier estrategia de gestión de identidad y acceso (IAM). . A medida que esto evolucione, las empresas no tendrán más remedio que integrarse. Para 2027, se espera que el mercado de identidad digital reutilizable alcance los USD 266,5 millones, con una CAGR del 68,9 %.
Jumio, el líder en verificación de identidad online, hace de Internet un lugar más seguro para que los usuarios y las empresas validen la identidad y prevengan el fraude. Con la ayuda de la inteligencia artificial identifica patrones y realiza controles de seguridad, sin añadir demasiada fricción a la experiencia del usuario. Como afirma Samer Atassi, vicepresidente de Jumio para América Latina, “de esta manera reducimos la fricción, mejoramos la experiencia del usuario, disminuimos el fraude y construimos un ecosistema que es mucho más fácil de administrar para todos”. Jumio ha procesado más de mil millones de transacciones y está bien posicionado para convertirse en el líder en identidad digital.
En un mundo cada vez más interconectado, aquellas entidades que escuchan a sus usuarios y buscan soluciones para facilitar su experiencia son las que podrán marcar la diferencia y destacarse del resto. Los que no actúen con rapidez se quedarán atrás ante nuevos negocios y clientes.
Las identidades digitales reutilizables son el futuro de las pruebas de identidad ofreciendo propuestas integrales que facilitan la vida de las personas, especialmente post pandemia donde las violaciones de datos son habituales. Para ello, es fundamental contar con aliados tecnológicos como Jumio que promuevan la interoperabilidad para garantizar que los usuarios tengan una experiencia de cliente fluida y puedan usar su identidad en todas partes, compartiendo la información que deseen, cuando lo deseen.