El mundo financiero está en una encrucijada histórica con la emergencia de las monedas digitales emitidas por los bancos centrales (Central Bank Digital Currency o CBDC). La digitalización de la economía y el auge de las criptomonedas como Bitcoin y Ethereum han impulsado a los bancos a explorar nuevas formas de dinero digital que puedan coexistir con el efectivo tradicional y modernizar los sistemas de pago. Desde el lanzamiento del Sand Dollar en Bahamas hasta los proyectos en curso en Europa y Latinoamérica, las CBDC tienen el potencial de remodelar la manera en que entendemos y utilizamos el dinero.
El impulso por desarrollar CBDC se intensificó notablemente tras el anuncio de Facebook en 2019 sobre su criptomoneda Libra, posteriormente conocida como Diem. Este anuncio junto con otros movimientos notables del sector, alertaron a los bancos centrales de todo el mundo, quienes comenzaron a considerar más seriamente las implicaciones de una moneda digital controlada por una entidad privada. En respuesta, y como dato a resaltar, países como Bahamas, Nigeria y Jamaica han sido pioneros en la implementación de sus propias versiones de dinero digital.
Bahamas lanzó su Sand Dollar en 2020, siendo la primera nación en el mundo en implementar una CBDC. Este fue seguido por Nigeria con el eNaira y Jamaica con el JAM-DEX.
En estas economías emergentes, las CBDC no solo buscan modernizar los sistemas de pago, sino también mejorar la inclusión financiera, ofreciendo servicios bancarios a comunidades que tradicionalmente han sido excluidas del sistema financiero formal.Grandes economías como Brasil, Rusia, India y China están avanzando en sus propios proyectos de monedas digitales; Estos países ven en las CBDC una oportunidad para reducir la dependencia de las infraestructuras de pago globales. China, por ejemplo, está en una etapa avanzada con su yuan digital, mientras que el Banco Central Europeo está considerando el lanzamiento de un euro digital para fortalecer la posición del euro en el ámbito global.
Las CBDC pueden clasificarse en dos tipos principales:
El diseño de estas es un aspecto crucial que influye en su adopción y eficacia. Las tecnologías varían desde bases de datos centralizadas hasta plataformas de registro distribuido (DLT). Cada diseño implica consideraciones distintas en términos de resiliencia, accesibilidad y privacidad… pero el desafío significativo es encontrar un equilibrio entre la protección de la privacidad del usuario y el cumplimiento de las normativas contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo.
En Europa, la emisión de un euro digital podría materializarse entre 2026 y 2030, dependiendo del éxito de las pruebas y el desarrollo de un marco legal adecuado. La región está particularmente interesada en asegurar que el euro digital pueda competir con otras monedas globales y sistemas de pago emergentes. En Latinoamérica, Brasil está liderando con su piloto del real digital (DREX).
La transición hacia un futuro con monedas digitales de bancos centrales plantea tanto oportunidades como desafíos. Las CBDC prometen complementar el dinero físico, ofreciendo una mayor eficiencia en los pagos y mejorando la inclusión financiera. Sin embargo, su implementación requiere superar obstáculos tecnológicos, aportar un valor añadido para la resolución de determinados casos de uso que impulsen su adopción y garantizar la privacidad y protección de los usuarios. A medida que más países adoptan estas innovaciones, el panorama económico global podría experimentar una transformación significativa, con las CBDC desempeñando un papel crucial en la economía digital del futuro.
El mundo financiero está en una encrucijada histórica con la emergencia de las monedas digitales emitidas por los bancos centrales (Central Bank Digital Currency o CBDC). La digitalización de la economía y el auge de las criptomonedas como Bitcoin y Ethereum han impulsado a los bancos a explorar nuevas formas de dinero digital que puedan coexistir con el efectivo tradicional y modernizar los sistemas de pago. Desde el lanzamiento del Sand Dollar en Bahamas hasta los proyectos en curso en Europa y Latinoamérica, las CBDC tienen el potencial de remodelar la manera en que entendemos y utilizamos el dinero.
El impulso por desarrollar CBDC se intensificó notablemente tras el anuncio de Facebook en 2019 sobre su criptomoneda Libra, posteriormente conocida como Diem. Este anuncio junto con otros movimientos notables del sector, alertaron a los bancos centrales de todo el mundo, quienes comenzaron a considerar más seriamente las implicaciones de una moneda digital controlada por una entidad privada. En respuesta, y como dato a resaltar, países como Bahamas, Nigeria y Jamaica han sido pioneros en la implementación de sus propias versiones de dinero digital.
Bahamas lanzó su Sand Dollar en 2020, siendo la primera nación en el mundo en implementar una CBDC. Este fue seguido por Nigeria con el eNaira y Jamaica con el JAM-DEX.
En estas economías emergentes, las CBDC no solo buscan modernizar los sistemas de pago, sino también mejorar la inclusión financiera, ofreciendo servicios bancarios a comunidades que tradicionalmente han sido excluidas del sistema financiero formal.Grandes economías como Brasil, Rusia, India y China están avanzando en sus propios proyectos de monedas digitales; Estos países ven en las CBDC una oportunidad para reducir la dependencia de las infraestructuras de pago globales. China, por ejemplo, está en una etapa avanzada con su yuan digital, mientras que el Banco Central Europeo está considerando el lanzamiento de un euro digital para fortalecer la posición del euro en el ámbito global.
Las CBDC pueden clasificarse en dos tipos principales:
El diseño de estas es un aspecto crucial que influye en su adopción y eficacia. Las tecnologías varían desde bases de datos centralizadas hasta plataformas de registro distribuido (DLT). Cada diseño implica consideraciones distintas en términos de resiliencia, accesibilidad y privacidad… pero el desafío significativo es encontrar un equilibrio entre la protección de la privacidad del usuario y el cumplimiento de las normativas contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo.
En Europa, la emisión de un euro digital podría materializarse entre 2026 y 2030, dependiendo del éxito de las pruebas y el desarrollo de un marco legal adecuado. La región está particularmente interesada en asegurar que el euro digital pueda competir con otras monedas globales y sistemas de pago emergentes. En Latinoamérica, Brasil está liderando con su piloto del real digital (DREX).
La transición hacia un futuro con monedas digitales de bancos centrales plantea tanto oportunidades como desafíos. Las CBDC prometen complementar el dinero físico, ofreciendo una mayor eficiencia en los pagos y mejorando la inclusión financiera. Sin embargo, su implementación requiere superar obstáculos tecnológicos, aportar un valor añadido para la resolución de determinados casos de uso que impulsen su adopción y garantizar la privacidad y protección de los usuarios. A medida que más países adoptan estas innovaciones, el panorama económico global podría experimentar una transformación significativa, con las CBDC desempeñando un papel crucial en la economía digital del futuro.