La recién aprobada Ley de Emisión de Activos Digitales (LEAD) tiene el potencial de posicionar a El Salvador como un hub de intercambios financieros, al brindar un marco legal para aumentar las transacciones con activos digitales, sumar liquidez y desarrollar la emisión de estos activos en el marco del mercado de capitales. Esta ley, aprobada por la Asamblea Legislativa el 11 de enero, establece la normativa para regular los activos digitales, sus transferencias y ofertas públicas relacionadas, abordando no solo las criptomonedas, sino también otros activos y su tokenización -como monedas digitales, dinero fiat, títulos de valor, commodities, puntos de fidelidad, etc- y las ofertas públicas relacionadas a estos.
Actualmente, ya hay algunas empresas que operan en el país como proveedores de servicios de activos digitales (PSAD), entre ellas Koibanx que recientemente se convirtió en la séptima empresa autorizada en el registro definitivo llevado por la Comisión Nacional de Activos Digitales de El Salvador y que participa activamente del ecosistema salvadoreño, brindando servicios en alianza con instituciones financieras locales como Abank y Banco Atlántida.
“Esta autorización nos permite ofrecer servicios y productos no solo con Bitcoin, sino también con otros activos, como el intercambio de activos digitales por dinero fiduciario, la operación en plataformas y billeteras digitales, y la tokenización, entre otras posibilidades. Este logro fortalece la estrategia de Koibanx para continuar expandiendo su presencia en El Salvador y la región”, afirmó Tulio Núñez, General Counsel de Koibanx.
De acuerdo con Tulio, gracias a las facilidades que establece la legislación salvadoreña, el país tiene el potencial de posicionarse como un hub para generar flujos transaccionales de levantamiento de capital, algo que en otros mercados tiene mayores desafíos por la falta de certeza regulatoria.
“El Salvador tiene el potencial para convertirse en una plataforma atractiva para que compañías extranjeras, inversores, busquen afincarse en el país para acceder a nuevas fuentes de financiamiento”, explicó Núñez.
Tanto en América Latina como en Europa y Estados Unidos continúa consolidándose el uso de capacidades Web3 como aliadas de innovación para el sistema financiero y como herramientas para no solo eficientizar procesos transaccionales y de conciliación, sino para impulsar la interoperabilidad a través de la tokenización de activos para su fungibilidad como medios de pago.
La interoperabilidad es esencial para la conectividad global y la eficiencia en los pagos. La tecnología blockchain desempeña un papel fundamental al permitir la comunicación sin fricción entre instituciones financieras y, en conjunto con la tokenización, se habilitan los rieles que posibilitan pagos con múltiples activos, lo que está impulsando un cambio significativo en la forma en que las transacciones financieras se realizan.
En este sentido, Leo Elduayen, CEO y cofundador de Koibanx, comentó “Regionalmente buscamos permitir el intercambio de valor en múltiples formatos sobre base Web3 para el sistema financiero tradicional. ¿Y si se tuviera una capa tecnológica en la que pudiéramos enviar transacciones en diversos formatos? Por ejemplo, tokenizar y transaccionar monedas digitales, pesos, dólares, puntos de lealtad incluso un cheque o una cuota separada de un fideicomiso, y todo se conciliaría en tiempo real. Blockchain proporciona a las entidades financieras un registro automatizado de quién le debe a quién, lo que permite a los incumbentes auditar y registrar transacciones en este layer, sin que nadie sea el dueño absoluto de la información”.
Para ponerlo en perspectiva, y como un ejemplo de lo anterior, un usuario local podría recibir pagos en criptomonedas o moneda fiduciaria y, al mismo tiempo, efectuar pagos en tiempo real en cualquier formato en su localidad o cuando se encuentre en un destino internacional. Esta integración fluida es un testimonio del potencial disruptivo de la tecnología blockchain y la tokenización de activos en el ámbito financiero.
Según un reporte de Citi, la tokenización de activos financieros y reales podría ser el caso de uso revolucionario que impulse el avance de la tecnología blockchain, con la expectativa de que la tokenización crezca hasta 80 veces su tamaño actual en los mercados privados, alcanzando un valor de casi $4 billones para el año 2030.
Por su lado, JP Morgan lanzó su unidad de negocios Blockchain en 2020, llamada Onyx, que ya ha sido utilizada por algunos bancos para liquidar transacciones en dólares y ha gestionado hasta US$700.000 millones en préstamos a corto plazo. En este contexto, el marco regulatorio y la apertura que existen en El Salvador lo posicionan como un jugador relevante para competir desde América Latina.
“La Ley de Activos Digitales salvadoreña es la más abierta que existe en la región y si se utiliza de manera efectiva puede atraer a los actores globales para que realicen intercambios en un mercado concebido para impulsarlos y convertir a El Salvador en líder de la transformación de los mercados financieros”, concluyó Núñez.
La recién aprobada Ley de Emisión de Activos Digitales (LEAD) tiene el potencial de posicionar a El Salvador como un hub de intercambios financieros, al brindar un marco legal para aumentar las transacciones con activos digitales, sumar liquidez y desarrollar la emisión de estos activos en el marco del mercado de capitales. Esta ley, aprobada por la Asamblea Legislativa el 11 de enero, establece la normativa para regular los activos digitales, sus transferencias y ofertas públicas relacionadas, abordando no solo las criptomonedas, sino también otros activos y su tokenización -como monedas digitales, dinero fiat, títulos de valor, commodities, puntos de fidelidad, etc- y las ofertas públicas relacionadas a estos.
Actualmente, ya hay algunas empresas que operan en el país como proveedores de servicios de activos digitales (PSAD), entre ellas Koibanx que recientemente se convirtió en la séptima empresa autorizada en el registro definitivo llevado por la Comisión Nacional de Activos Digitales de El Salvador y que participa activamente del ecosistema salvadoreño, brindando servicios en alianza con instituciones financieras locales como Abank y Banco Atlántida.
“Esta autorización nos permite ofrecer servicios y productos no solo con Bitcoin, sino también con otros activos, como el intercambio de activos digitales por dinero fiduciario, la operación en plataformas y billeteras digitales, y la tokenización, entre otras posibilidades. Este logro fortalece la estrategia de Koibanx para continuar expandiendo su presencia en El Salvador y la región”, afirmó Tulio Núñez, General Counsel de Koibanx.
De acuerdo con Tulio, gracias a las facilidades que establece la legislación salvadoreña, el país tiene el potencial de posicionarse como un hub para generar flujos transaccionales de levantamiento de capital, algo que en otros mercados tiene mayores desafíos por la falta de certeza regulatoria.
“El Salvador tiene el potencial para convertirse en una plataforma atractiva para que compañías extranjeras, inversores, busquen afincarse en el país para acceder a nuevas fuentes de financiamiento”, explicó Núñez.
Tanto en América Latina como en Europa y Estados Unidos continúa consolidándose el uso de capacidades Web3 como aliadas de innovación para el sistema financiero y como herramientas para no solo eficientizar procesos transaccionales y de conciliación, sino para impulsar la interoperabilidad a través de la tokenización de activos para su fungibilidad como medios de pago.
La interoperabilidad es esencial para la conectividad global y la eficiencia en los pagos. La tecnología blockchain desempeña un papel fundamental al permitir la comunicación sin fricción entre instituciones financieras y, en conjunto con la tokenización, se habilitan los rieles que posibilitan pagos con múltiples activos, lo que está impulsando un cambio significativo en la forma en que las transacciones financieras se realizan.
En este sentido, Leo Elduayen, CEO y cofundador de Koibanx, comentó “Regionalmente buscamos permitir el intercambio de valor en múltiples formatos sobre base Web3 para el sistema financiero tradicional. ¿Y si se tuviera una capa tecnológica en la que pudiéramos enviar transacciones en diversos formatos? Por ejemplo, tokenizar y transaccionar monedas digitales, pesos, dólares, puntos de lealtad incluso un cheque o una cuota separada de un fideicomiso, y todo se conciliaría en tiempo real. Blockchain proporciona a las entidades financieras un registro automatizado de quién le debe a quién, lo que permite a los incumbentes auditar y registrar transacciones en este layer, sin que nadie sea el dueño absoluto de la información”.
Para ponerlo en perspectiva, y como un ejemplo de lo anterior, un usuario local podría recibir pagos en criptomonedas o moneda fiduciaria y, al mismo tiempo, efectuar pagos en tiempo real en cualquier formato en su localidad o cuando se encuentre en un destino internacional. Esta integración fluida es un testimonio del potencial disruptivo de la tecnología blockchain y la tokenización de activos en el ámbito financiero.
Según un reporte de Citi, la tokenización de activos financieros y reales podría ser el caso de uso revolucionario que impulse el avance de la tecnología blockchain, con la expectativa de que la tokenización crezca hasta 80 veces su tamaño actual en los mercados privados, alcanzando un valor de casi $4 billones para el año 2030.
Por su lado, JP Morgan lanzó su unidad de negocios Blockchain en 2020, llamada Onyx, que ya ha sido utilizada por algunos bancos para liquidar transacciones en dólares y ha gestionado hasta US$700.000 millones en préstamos a corto plazo. En este contexto, el marco regulatorio y la apertura que existen en El Salvador lo posicionan como un jugador relevante para competir desde América Latina.
“La Ley de Activos Digitales salvadoreña es la más abierta que existe en la región y si se utiliza de manera efectiva puede atraer a los actores globales para que realicen intercambios en un mercado concebido para impulsarlos y convertir a El Salvador en líder de la transformación de los mercados financieros”, concluyó Núñez.