El mundo ha experimentado cambios significativos desde el inicio de la pandemia, especialmente en el camino de la industria financiera hacia la digitalización. La pandemia aceleró tres años la transformación de las interacciones con los clientes y adelantó siete años la oferta digital de los bancos. Sin embargo, a medida que el auge de la digitalización inducido por la pandemia disminuye, la economía mundial se prepara para una recesión, acompañada de una inminente crisis bancaria desencadenada por el colapso de bancos regionales como SVB. A la luz de estos acontecimientos, es crucial evaluar los progresos realizados y los retos que quedan por delante en la transformación digital de los servicios financieros.
No todas las recesiones son iguales. La ola de innovaciones fintech que remodeló el sistema financiero en 2008 fue el resultado de la introducción de los teléfonos inteligentes y de la gran recesión. A medida que nos acercamos a la próxima recesión, debemos comprender el impacto de la crisis, combinado con los avances tecnológicos.
Obtenga el artículo completo Fintech's new wave: Explorando el impacto de la recesión y la crisis bancaria en el camino hacia la digitalización y aprenda cómo el cambio que se avecina afecta a la innovación front-end vs. back-end, a los ecosistemas y a la respuesta de los Bancos Centrales a la crisis.
Aunque puede haber algunos paralelismos entre la crisis financiera de 2008 y la crisis actual como catalizadores de la innovación y la adopción de la tecnología financiera, existen algunas diferencias clave. A diferencia de la recesión impulsada por el crédito en 2008, el sector se enfrenta ahora a un exceso de liquidez en lugar de deuda. Además, la crisis actual no tiene su origen en el sistema financiero, sino que está determinada por la disociación económica, el impacto de la guerra de Ucrania en las materias primas y el impacto de la inflación mundial en la estabilidad macroeconómica. A pesar de estas diferencias, se espera que la innovación en tecnología financiera desempeñe un papel vital en la respuesta de los gobiernos y las empresas a las turbulencias actuales.
A medida que disminuye el auge de la COVID-19, la digitalización no se detiene, sino que cambia de enfoque. Los ejecutivos están aumentando su gasto en iniciativas empresariales digitales en respuesta a la agitación económica, y se prevé que el gasto mundial en TI alcance los 4,6 billones de dólares en 2023, lo que supone un aumento del 5,5%. Sin embargo, la inflación está afectando al poder adquisitivo de los consumidores, lo que provoca una disminución de la demanda de productos digitales. En consecuencia, las empresas podrían invertir más en infraestructuras de back-end, que se han quedado rezagadas con respecto a las iniciativas de digitalización de front-end. Este cambio podría brindar la oportunidad de integrar las infraestructuras de front y back-end, lo que permitiría ahorrar costes y eficiencia.
Los avances tecnológicos apoyan aún más la aceleración de la transformación del back-end. La computación de borde, por ejemplo, permite a las instituciones financieras procesar los datos en el lugar de su creación, lo que permite una visión más rápida, mejores tiempos de respuesta y una mayor disponibilidad de ancho de banda. La información en tiempo real es especialmente crucial en el sector bancario, donde cada segundo cuenta y las aplicaciones de baja latencia pueden mejorar las operaciones, la ejecución de operaciones, la detección del fraude y la ciberseguridad, entre otras cosas.
El rápido desarrollo de tecnologías emergentes como 5G, AI y VR está creando oportunidades para el establecimiento de ecosistemas digitales. Los bancos pueden integrar sus servicios en estos ecosistemas, contribuyendo al desarrollo de experiencias digitales inmersivas. Aunque la forma exacta de estos ecosistemas depende de las tecnologías incipientes, las empresas de BigTech están invirtiendo mucho en IA y computación en la nube, estimulando una ola de innovación que beneficiará a varias industrias.
Los bancos centrales, históricamente fundamentales para estabilizar la economía mundial durante las crisis, están adoptando cada vez más tecnologías como las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC). El éxito de las CBDC podría posicionar a los bancos centrales como competidores digitales de los bancos tradicionales, con el efectivo digital de los bancos comerciales compitiendo contra las CBDC. En tal escenario, los bancos minoristas se centrarían en ofrecer monederos electrónicos innovadores y fáciles de usar, al tiempo que disminuirían las barreras de entrada para los nuevos actores en la banca minorista.
Aunque la próxima recesión difiere de la crisis financiera de 2008 en sus causas, su impacto duradero en el sector de los servicios financieros puede ser similar. El auge y la caída de las fintech dependerán no sólo de los méritos de tecnologías específicas, sino también de la capacidad de los bancos para ayudar a sus clientes a superar los retos. El camino hacia la digitalización seguirá su curso, invitando a nuevos actores al sector y aprovechando las tecnologías innovadoras para transformar la prestación de servicios financieros.
El mundo ha experimentado cambios significativos desde el inicio de la pandemia, especialmente en el camino de la industria financiera hacia la digitalización. La pandemia aceleró tres años la transformación de las interacciones con los clientes y adelantó siete años la oferta digital de los bancos. Sin embargo, a medida que el auge de la digitalización inducido por la pandemia disminuye, la economía mundial se prepara para una recesión, acompañada de una inminente crisis bancaria desencadenada por el colapso de bancos regionales como SVB. A la luz de estos acontecimientos, es crucial evaluar los progresos realizados y los retos que quedan por delante en la transformación digital de los servicios financieros.
No todas las recesiones son iguales. La ola de innovaciones fintech que remodeló el sistema financiero en 2008 fue el resultado de la introducción de los teléfonos inteligentes y de la gran recesión. A medida que nos acercamos a la próxima recesión, debemos comprender el impacto de la crisis, combinado con los avances tecnológicos.
Obtenga el artículo completo Fintech's new wave: Explorando el impacto de la recesión y la crisis bancaria en el camino hacia la digitalización y aprenda cómo el cambio que se avecina afecta a la innovación front-end vs. back-end, a los ecosistemas y a la respuesta de los Bancos Centrales a la crisis.
Aunque puede haber algunos paralelismos entre la crisis financiera de 2008 y la crisis actual como catalizadores de la innovación y la adopción de la tecnología financiera, existen algunas diferencias clave. A diferencia de la recesión impulsada por el crédito en 2008, el sector se enfrenta ahora a un exceso de liquidez en lugar de deuda. Además, la crisis actual no tiene su origen en el sistema financiero, sino que está determinada por la disociación económica, el impacto de la guerra de Ucrania en las materias primas y el impacto de la inflación mundial en la estabilidad macroeconómica. A pesar de estas diferencias, se espera que la innovación en tecnología financiera desempeñe un papel vital en la respuesta de los gobiernos y las empresas a las turbulencias actuales.
A medida que disminuye el auge de la COVID-19, la digitalización no se detiene, sino que cambia de enfoque. Los ejecutivos están aumentando su gasto en iniciativas empresariales digitales en respuesta a la agitación económica, y se prevé que el gasto mundial en TI alcance los 4,6 billones de dólares en 2023, lo que supone un aumento del 5,5%. Sin embargo, la inflación está afectando al poder adquisitivo de los consumidores, lo que provoca una disminución de la demanda de productos digitales. En consecuencia, las empresas podrían invertir más en infraestructuras de back-end, que se han quedado rezagadas con respecto a las iniciativas de digitalización de front-end. Este cambio podría brindar la oportunidad de integrar las infraestructuras de front y back-end, lo que permitiría ahorrar costes y eficiencia.
Los avances tecnológicos apoyan aún más la aceleración de la transformación del back-end. La computación de borde, por ejemplo, permite a las instituciones financieras procesar los datos en el lugar de su creación, lo que permite una visión más rápida, mejores tiempos de respuesta y una mayor disponibilidad de ancho de banda. La información en tiempo real es especialmente crucial en el sector bancario, donde cada segundo cuenta y las aplicaciones de baja latencia pueden mejorar las operaciones, la ejecución de operaciones, la detección del fraude y la ciberseguridad, entre otras cosas.
El rápido desarrollo de tecnologías emergentes como 5G, AI y VR está creando oportunidades para el establecimiento de ecosistemas digitales. Los bancos pueden integrar sus servicios en estos ecosistemas, contribuyendo al desarrollo de experiencias digitales inmersivas. Aunque la forma exacta de estos ecosistemas depende de las tecnologías incipientes, las empresas de BigTech están invirtiendo mucho en IA y computación en la nube, estimulando una ola de innovación que beneficiará a varias industrias.
Los bancos centrales, históricamente fundamentales para estabilizar la economía mundial durante las crisis, están adoptando cada vez más tecnologías como las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC). El éxito de las CBDC podría posicionar a los bancos centrales como competidores digitales de los bancos tradicionales, con el efectivo digital de los bancos comerciales compitiendo contra las CBDC. En tal escenario, los bancos minoristas se centrarían en ofrecer monederos electrónicos innovadores y fáciles de usar, al tiempo que disminuirían las barreras de entrada para los nuevos actores en la banca minorista.
Aunque la próxima recesión difiere de la crisis financiera de 2008 en sus causas, su impacto duradero en el sector de los servicios financieros puede ser similar. El auge y la caída de las fintech dependerán no sólo de los méritos de tecnologías específicas, sino también de la capacidad de los bancos para ayudar a sus clientes a superar los retos. El camino hacia la digitalización seguirá su curso, invitando a nuevos actores al sector y aprovechando las tecnologías innovadoras para transformar la prestación de servicios financieros.