La situación de los países de Latinoamérica no es la excepción, a lo que se suman problemas políticos y sociales.
Ante este escenario, las instituciones bancarias y financieras tradicionales jugarán un papel protagónico, en que la mayoría tendrá que asumir exposiciones de riesgo mayor para apoyar al mercado y sus clientes, que comprenden desde personas físicas o naturales hasta PyMEs y grandes industrias.
Esto ya se está presentando en algunos países de la región, específicamente la plaza bancaria de Panamá, luego de que la Superintendencia de Bancos aprobara un primer paquete de medidas temporales que permitirán a los bancos modificar los créditos a clientes que se hayan visto afectados por COVID19 y quienes presenten atrasos en sus pagos de hasta 90 días. En sintonía, y previo a que la medida del regulador se diera a conocer, Caja de Ahorros anunció aplazamientos para pagos hipotecarios y créditos personales.
Mientras que la Superintendencia Financiera de Colombia, ha emitido medidas similares para apoyar a los deudores afectados económicamente por COVID19 y garantizar la prestación del servicio financiero, que aplican para personas naturales y jurídicas, otorgando entre otros beneficios, periodos de gracia que representan un verdadero respiro para familias y empresas.
Por su parte, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP de Perú, extendió facultades para que las entidades financieras puedan adoptar medidas de excepción a fin que deudores puedan cumplir con el pago de sus créditos.
Es así, que las instituciones bancarias, viejos lobos de mar, tendrán que apuntalar con créditos más accesibles y requisitos más flexibles, para ayudar en la recuperación de las familias y sectores económicos, en línea con la reducción de las tasas de Interés de los principales Bancos Centrales de la Región.
La toma de riesgos, consumo de capital, aumento en la morosidad, carga regulatoria, volatilidad en los mercados, entre otros factores, son temas con los que tendrán que lidiar en los próximos años.
Por su parte, es la primera vez que las Fintech se enfrentan a una crisis de esta magnitud, ahora sabremos de qué están hechas, tiempo y esfuerzos de emprendimiento, innovación y tecnología tendrán que estar disponibles para toda la sociedad y sectores económicos.
Es su momento de crecer para generar mayor valor para la economía y los mercados con sus productos y servicios; así como apuntalar el crecimiento mediante la transformación digital. Medios de Pago y Financiamiento colectivo, tendrán que brillar.
Particularmente, el financiamiento colectivo tendrá que ser punta de lanza del sector Fintech, al proveer de capital a las empresas y personas con actividad empresarial, y dar mejores rendimientos a los inversionistas. Así como el resto de los sectores Fintech en el campo de seguros, salud, educación, pago, transporte, regulación tecnológica, entre otras que tendrán que trabajar desde ya para apoyar a los países de la región.
Así, no queda más que trabajar en conjunto, dejando de lado el mito de que Banca y Fintech son competencia desleal y no son compatibles; a trabajar en bloque para salir, como siempre lo hemos hecho, fortalecidos y listos para seguir avanzando.
La situación de los países de Latinoamérica no es la excepción, a lo que se suman problemas políticos y sociales.
Ante este escenario, las instituciones bancarias y financieras tradicionales jugarán un papel protagónico, en que la mayoría tendrá que asumir exposiciones de riesgo mayor para apoyar al mercado y sus clientes, que comprenden desde personas físicas o naturales hasta PyMEs y grandes industrias.
Esto ya se está presentando en algunos países de la región, específicamente la plaza bancaria de Panamá, luego de que la Superintendencia de Bancos aprobara un primer paquete de medidas temporales que permitirán a los bancos modificar los créditos a clientes que se hayan visto afectados por COVID19 y quienes presenten atrasos en sus pagos de hasta 90 días. En sintonía, y previo a que la medida del regulador se diera a conocer, Caja de Ahorros anunció aplazamientos para pagos hipotecarios y créditos personales.
Mientras que la Superintendencia Financiera de Colombia, ha emitido medidas similares para apoyar a los deudores afectados económicamente por COVID19 y garantizar la prestación del servicio financiero, que aplican para personas naturales y jurídicas, otorgando entre otros beneficios, periodos de gracia que representan un verdadero respiro para familias y empresas.
Por su parte, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP de Perú, extendió facultades para que las entidades financieras puedan adoptar medidas de excepción a fin que deudores puedan cumplir con el pago de sus créditos.
Es así, que las instituciones bancarias, viejos lobos de mar, tendrán que apuntalar con créditos más accesibles y requisitos más flexibles, para ayudar en la recuperación de las familias y sectores económicos, en línea con la reducción de las tasas de Interés de los principales Bancos Centrales de la Región.
La toma de riesgos, consumo de capital, aumento en la morosidad, carga regulatoria, volatilidad en los mercados, entre otros factores, son temas con los que tendrán que lidiar en los próximos años.
Por su parte, es la primera vez que las Fintech se enfrentan a una crisis de esta magnitud, ahora sabremos de qué están hechas, tiempo y esfuerzos de emprendimiento, innovación y tecnología tendrán que estar disponibles para toda la sociedad y sectores económicos.
Es su momento de crecer para generar mayor valor para la economía y los mercados con sus productos y servicios; así como apuntalar el crecimiento mediante la transformación digital. Medios de Pago y Financiamiento colectivo, tendrán que brillar.
Particularmente, el financiamiento colectivo tendrá que ser punta de lanza del sector Fintech, al proveer de capital a las empresas y personas con actividad empresarial, y dar mejores rendimientos a los inversionistas. Así como el resto de los sectores Fintech en el campo de seguros, salud, educación, pago, transporte, regulación tecnológica, entre otras que tendrán que trabajar desde ya para apoyar a los países de la región.
Así, no queda más que trabajar en conjunto, dejando de lado el mito de que Banca y Fintech son competencia desleal y no son compatibles; a trabajar en bloque para salir, como siempre lo hemos hecho, fortalecidos y listos para seguir avanzando.