Las tecnologías digitales han dado paso a la creación de un mundo de datos, lo que, posteriormente, también dará paso a la creación del open banking. Toda la información generada por la interacción de las personas en servicios como Amazon, Facebook, Google, Uber, Twitter, entre otras aplicaciones digitales, se ha convertido en un activo fundamental para las empresas a fin de conocer mejor a sus usuarios, identificar sus preferencias y personalizar sus productos.
No obstante, para los mercados e instituciones es cada vez más complicado manejar una gran cantidad de datos, el Big Data. Por lo tanto, se han creado nuevas herramientas para el almacenamiento, captura, búsqueda y procesamiento de datos, como las APIs (interfaces de programación de aplicaciones, por sus siglas en inglés).
Las APIs son un protocolo de comunicación entre dos aplicaciones, lo que permite que un tercero pueda conectarse a un proveedor para consumir una serie de datos de manera fácil y segura. Asimismo, sirven para llevar a cabo diferentes funciones o procedimientos. En el caso específico del sector financiero, las fintechs se pueden conectar a distintos bancos mediante APIs, para crear herramientas de administración de finanzas personales, vinculando la información de varios bancos en un solo lugar.
Por otra parte, se ha abierto el debate en torno a quién o quiénes son los dueños de los datos y cómo deberían ser administrados. En ese sentido, nace el concepto de open banking, un modelo en el que los datos bancarios pertenecen a los consumidores y no a las instituciones financieras. Los consumidores tienen el poder de conceder permiso a terceros del uso de su información para obtener mejores productos y servicios.
Actualmente, la Unión Europea, el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Singapur y México son los primeros países en establecer los marcos regulatorios de open banking. Establecen el uso compartido y seguro en el acceso a la información financiera; debido a que brinda múltiples oportunidades, para usuarios e instituciones financieras.
La regulación de la directriz de servicios de pago (PSD2, 2016) en la Unión Europea, hoy se posiciona como un referente mundial en open banking. Bajo esta norma, los bancos están obligados a generar una infraestructura que les permita compartir su información con terceros proveedores, brindando acceso directo a los datos contenidos en la cuenta bancaria del usuario y a sus transacciones.
En México, en la Ley para regular a las Instituciones Financieras (2018) o, Ley Fintech, se establecieron las bases para el open banking (artículo 76). Todas las entidades financieras, como los bancos, las fintechs, los transmisores de dinero o las sociedades de información crediticia; deben habilitar una interfaz de programación de aplicaciones, para hacer accesible la información financiera de los clientes, manteniendo su privacidad y confidencialidad.
Este nuevo escenario abre una serie de opciones para innovar en los productos y servicios financieros. La innovación se traducirá en beneficios para los usuarios, los bancos, las instituciones financieras e incluso para nuevos participantes en el mercado. En consecuencia, el desarrollo tecnológico y su regulación tienen un impacto directo para el crecimiento económico del país.
Una sola interfaz conectada a diferentes bancos o fintechs permite una mejor administración del dinero, acceso a herramientas de presupuesto u objetivos de ahorro. Esto dará a los usuarios una mejor idea de cómo optimizar sus finanzas. Asimismo, el consumidor podrá comparar diferentes productos financieros en un solo lugar, como si se tratara de una App Store o Play Store, para conseguir préstamos más baratos, inversiones con mejores rendimientos, mejores seguros, entre otros.
También, mediante el open banking, los consumidores podrán tener servicios altamente personalizados. Los bancos o instituciones financieras tendrán acceso a datos de diferentes bancos, con lo que tendrán un panorama más completo del comportamiento financiero. Lo que servirá, por ejemplo, para que los usuarios obtengan préstamos más rápido y con una tasa de interés hecha a su medida.
Los bancos tienen altas expectativas del open banking. Según un estudio de la consultora Accenture, en Estados Unidos, más de la mitad de los bancos espera aumentar sus ingresos en un 10%, mientras que un tercio piensa que aumentará sus ingresos hasta en un 20%. De esta manera, las instituciones tendrán procesos más eficientes y mayores recursos, para enfocarse en adquirir nuevos clientes y mejorar su oferta de productos y servicios.
Las fintechs, por su parte, han desarrollado tecnología de nicho, lo que significa una oportunidad de ofrecer servicios específicos que agreguen valor a los bancos y a otras instituciones financieras, a través de APIs. Por ejemplo, la fintech Finerio Connect ahora es capaz de brindar a diversas empresas: 1) servicios de agregación de cuentas bancarias para que los clientes consulten datos de diferentes bancos o instituciones financieras; 2) análisis de información; y 3) herramientas para la administración financiera.
En conclusión, el open banking marca una nueva etapa en el sector financiero, en beneficio de bancos, fintechs, instituciones financieras y consumidores finales. Fomenta la competencia entre los proveedores de servicios financieros y, además, brinda a los consumidores más opciones para administrar su dinero y elegir mejores productos financieros.
Sin duda, el open banking supone una herramienta valiosa para construir un sistema más eficiente y justo para los consumidores. Por lo tanto, es importante estar al pendiente de su implementación en México.
Las tecnologías digitales han dado paso a la creación de un mundo de datos, lo que, posteriormente, también dará paso a la creación del open banking. Toda la información generada por la interacción de las personas en servicios como Amazon, Facebook, Google, Uber, Twitter, entre otras aplicaciones digitales, se ha convertido en un activo fundamental para las empresas a fin de conocer mejor a sus usuarios, identificar sus preferencias y personalizar sus productos.
No obstante, para los mercados e instituciones es cada vez más complicado manejar una gran cantidad de datos, el Big Data. Por lo tanto, se han creado nuevas herramientas para el almacenamiento, captura, búsqueda y procesamiento de datos, como las APIs (interfaces de programación de aplicaciones, por sus siglas en inglés).
Las APIs son un protocolo de comunicación entre dos aplicaciones, lo que permite que un tercero pueda conectarse a un proveedor para consumir una serie de datos de manera fácil y segura. Asimismo, sirven para llevar a cabo diferentes funciones o procedimientos. En el caso específico del sector financiero, las fintechs se pueden conectar a distintos bancos mediante APIs, para crear herramientas de administración de finanzas personales, vinculando la información de varios bancos en un solo lugar.
Por otra parte, se ha abierto el debate en torno a quién o quiénes son los dueños de los datos y cómo deberían ser administrados. En ese sentido, nace el concepto de open banking, un modelo en el que los datos bancarios pertenecen a los consumidores y no a las instituciones financieras. Los consumidores tienen el poder de conceder permiso a terceros del uso de su información para obtener mejores productos y servicios.
Actualmente, la Unión Europea, el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Singapur y México son los primeros países en establecer los marcos regulatorios de open banking. Establecen el uso compartido y seguro en el acceso a la información financiera; debido a que brinda múltiples oportunidades, para usuarios e instituciones financieras.
La regulación de la directriz de servicios de pago (PSD2, 2016) en la Unión Europea, hoy se posiciona como un referente mundial en open banking. Bajo esta norma, los bancos están obligados a generar una infraestructura que les permita compartir su información con terceros proveedores, brindando acceso directo a los datos contenidos en la cuenta bancaria del usuario y a sus transacciones.
En México, en la Ley para regular a las Instituciones Financieras (2018) o, Ley Fintech, se establecieron las bases para el open banking (artículo 76). Todas las entidades financieras, como los bancos, las fintechs, los transmisores de dinero o las sociedades de información crediticia; deben habilitar una interfaz de programación de aplicaciones, para hacer accesible la información financiera de los clientes, manteniendo su privacidad y confidencialidad.
Este nuevo escenario abre una serie de opciones para innovar en los productos y servicios financieros. La innovación se traducirá en beneficios para los usuarios, los bancos, las instituciones financieras e incluso para nuevos participantes en el mercado. En consecuencia, el desarrollo tecnológico y su regulación tienen un impacto directo para el crecimiento económico del país.
Una sola interfaz conectada a diferentes bancos o fintechs permite una mejor administración del dinero, acceso a herramientas de presupuesto u objetivos de ahorro. Esto dará a los usuarios una mejor idea de cómo optimizar sus finanzas. Asimismo, el consumidor podrá comparar diferentes productos financieros en un solo lugar, como si se tratara de una App Store o Play Store, para conseguir préstamos más baratos, inversiones con mejores rendimientos, mejores seguros, entre otros.
También, mediante el open banking, los consumidores podrán tener servicios altamente personalizados. Los bancos o instituciones financieras tendrán acceso a datos de diferentes bancos, con lo que tendrán un panorama más completo del comportamiento financiero. Lo que servirá, por ejemplo, para que los usuarios obtengan préstamos más rápido y con una tasa de interés hecha a su medida.
Los bancos tienen altas expectativas del open banking. Según un estudio de la consultora Accenture, en Estados Unidos, más de la mitad de los bancos espera aumentar sus ingresos en un 10%, mientras que un tercio piensa que aumentará sus ingresos hasta en un 20%. De esta manera, las instituciones tendrán procesos más eficientes y mayores recursos, para enfocarse en adquirir nuevos clientes y mejorar su oferta de productos y servicios.
Las fintechs, por su parte, han desarrollado tecnología de nicho, lo que significa una oportunidad de ofrecer servicios específicos que agreguen valor a los bancos y a otras instituciones financieras, a través de APIs. Por ejemplo, la fintech Finerio Connect ahora es capaz de brindar a diversas empresas: 1) servicios de agregación de cuentas bancarias para que los clientes consulten datos de diferentes bancos o instituciones financieras; 2) análisis de información; y 3) herramientas para la administración financiera.
En conclusión, el open banking marca una nueva etapa en el sector financiero, en beneficio de bancos, fintechs, instituciones financieras y consumidores finales. Fomenta la competencia entre los proveedores de servicios financieros y, además, brinda a los consumidores más opciones para administrar su dinero y elegir mejores productos financieros.
Sin duda, el open banking supone una herramienta valiosa para construir un sistema más eficiente y justo para los consumidores. Por lo tanto, es importante estar al pendiente de su implementación en México.