Los medios de pago se han convertido en una herramienta potente para la bancarización. Diferentes tipos de entidades, como lo pueden ser el retail o las telco, han encontrado en estos una oportunidad para generar un negocio complementario a su negocio principal, captando así un espacio del mercado que antes aprovechaban otro tipo de entidades, más enfocadas por su naturaleza, en servicios financieros.
Dentro de este proceso de participación de diversos sectores en los servicios financieros, se ha generado un efecto muy importante dentro de los procesos de bancarización, entendiendo que han podido llegar a nichos del mercado que, en ocasiones, no han sido atendidos por jugadores tradicionales.
El negocio de los medios de pago, está compuesto por dos esferas de actuación principales, la vertiente emisora, a través de la cual se emiten y gestionan tarjetas crédito, débito y prepago, ya sean físicas, virtuales, digitales, entre otras; viabilizando la posibilidad de que los usuarios hagan pagos de sus compras con ellas; y la vertiente adquiriente, encargada de capturar las transacciones generadas por la vertiente emisora en el mercado, dentro de diferentes tipos de comercios (físicos o virtuales), permitiendo solicitar las autorizaciones de esas compras, debe “llevar las cuentas” (compensación) y al final, cobrar y pagar lo que corresponde a cada actor.
El mundo adquiriente es el segmento de negocio de los medios de pago que más ha tenido cambios en los últimos años. En Latinoamérica, estamos viviendo un proceso de transformación de los ecosistemas adquirientes en las diferentes geografías, impulsados por decisiones de las marcas que se enfocan en extender el alcance de su participación en el negocio, trayendo con esto, impactos positivos en los procesos de bancarización y optimización de los procesos de pago; pero también abriendo una participación de nuevos actores de mercado, que quieren entrar a prestar servicios financieros adquirientes para llegar a segmentos de clientes hasta ahora desatendidos; buscando competir en terrenos más parejos con actores protagonistas tradicionales y haciéndoles frente con una herramienta clave: la tecnología. Ésta, está siendo aprovechada para brindar acceso de forma eficiente y efectiva; haciendo uso de la inmediatez y la simplicidad como valores agregados que inducen a las personas y comercios a utilizar estos servicios.
Particularmente en Colombia, la regulación ha avanzado, incluso por encima de muchos países en la región. Existe ya la definición por decreto, que permite que nuevos intervinientes puedan participar de este negocio sobre un campo de juego más plano, rompiendo con esquemas duopolísticos tradicionales (como los que se encontraban por toda Latinoamérica), aportando de esta manera a una mayor masificación del acceso a los servicios financieros de medios de pago para la población del país.
Para avanzar en lo anterior, es necesario contar con una base tecnológica sólida. Si bien, tener soluciones de vanguardia tecnológica alineadas con las últimas tendencias en este rubro es importante, la clave es contar con un back funcional potente, que permita materializar de forma efectiva, flexible e innovadora esa estrategia disruptiva, que viabilice para los nuevos actores la forma de ofrecer servicios financieros a segmentos específicos con necesidades particulares, que no se conforman con la manera estándar de ejecutar estos procesos.
Por otro lado, la tendencia es que las entidades adquirientes, accedan a la tecnología que les permite viabilizar el negocio, a través de servicios de procesamiento que entregan flexibilidad y evolución rápida, necesarias para no solo el impacto inicial en el mercado, sino para seguir evolucionando a la par de éste, encontrando cada día nuevas formas de generar esa disrupción dentro del modelo de negocio, de la que ya hablamos previamente. Lo anterior, no es suficiente si no está respaldado en esquemas robustos que minimicen riesgos en asuntos como disponibilidad del servicio, continuidad de negocio, ciberseguridad, entre otros elementos clave, dentro de un servicio financiero que debe operar 24x7.
Y es que no es solo externalizar el proceso porque sí. El negocio de los medios de pago es efervescente y de rápida evolución, razones de peso por las que vale la pena encontrar un aliado especializado que aporte estas capacidades, en vez de incorporar soluciones in house, que deban ser administradas, operadas, mantenidas y evolucionadas por la entidad adquiriente, lo que al final redunda en más recursos enfocados en ello, en vez de tornar esos esfuerzos hacia el foco del negocio: definir cómo llegar al cliente final con soluciones que realmente generen un valor y plantear acciones para mantenerse por esa senda.
El modelo de servicio de procesamiento tecnológico ha aportado otro valor para las entidades adquirientes y es que, bajo este modelo, entidades de todo tamaño y capacidad, pueden acceder a soluciones tecnológicos de clase mundial, que antes solamente podían permitirse entidades grandes, que tenían la capacidad de diluir millones de dólares de inversión entre millones de transacciones.
Habiendo planteado el panorama previo, no queda más que poner a disposición del mercado las capacidades que Minsait Payments tiene como procesador tecnológico de medios de pago, tanto en la vertiente adquiriente como en la emisora, ofreciendo este servicio usando soluciones de clase mundial con mucha potencia funcional y bajo esquemas robustos de continuidad de negocio, seguridad y servicio.
Los medios de pago se han convertido en una herramienta potente para la bancarización. Diferentes tipos de entidades, como lo pueden ser el retail o las telco, han encontrado en estos una oportunidad para generar un negocio complementario a su negocio principal, captando así un espacio del mercado que antes aprovechaban otro tipo de entidades, más enfocadas por su naturaleza, en servicios financieros.
Dentro de este proceso de participación de diversos sectores en los servicios financieros, se ha generado un efecto muy importante dentro de los procesos de bancarización, entendiendo que han podido llegar a nichos del mercado que, en ocasiones, no han sido atendidos por jugadores tradicionales.
El negocio de los medios de pago, está compuesto por dos esferas de actuación principales, la vertiente emisora, a través de la cual se emiten y gestionan tarjetas crédito, débito y prepago, ya sean físicas, virtuales, digitales, entre otras; viabilizando la posibilidad de que los usuarios hagan pagos de sus compras con ellas; y la vertiente adquiriente, encargada de capturar las transacciones generadas por la vertiente emisora en el mercado, dentro de diferentes tipos de comercios (físicos o virtuales), permitiendo solicitar las autorizaciones de esas compras, debe “llevar las cuentas” (compensación) y al final, cobrar y pagar lo que corresponde a cada actor.
El mundo adquiriente es el segmento de negocio de los medios de pago que más ha tenido cambios en los últimos años. En Latinoamérica, estamos viviendo un proceso de transformación de los ecosistemas adquirientes en las diferentes geografías, impulsados por decisiones de las marcas que se enfocan en extender el alcance de su participación en el negocio, trayendo con esto, impactos positivos en los procesos de bancarización y optimización de los procesos de pago; pero también abriendo una participación de nuevos actores de mercado, que quieren entrar a prestar servicios financieros adquirientes para llegar a segmentos de clientes hasta ahora desatendidos; buscando competir en terrenos más parejos con actores protagonistas tradicionales y haciéndoles frente con una herramienta clave: la tecnología. Ésta, está siendo aprovechada para brindar acceso de forma eficiente y efectiva; haciendo uso de la inmediatez y la simplicidad como valores agregados que inducen a las personas y comercios a utilizar estos servicios.
Particularmente en Colombia, la regulación ha avanzado, incluso por encima de muchos países en la región. Existe ya la definición por decreto, que permite que nuevos intervinientes puedan participar de este negocio sobre un campo de juego más plano, rompiendo con esquemas duopolísticos tradicionales (como los que se encontraban por toda Latinoamérica), aportando de esta manera a una mayor masificación del acceso a los servicios financieros de medios de pago para la población del país.
Para avanzar en lo anterior, es necesario contar con una base tecnológica sólida. Si bien, tener soluciones de vanguardia tecnológica alineadas con las últimas tendencias en este rubro es importante, la clave es contar con un back funcional potente, que permita materializar de forma efectiva, flexible e innovadora esa estrategia disruptiva, que viabilice para los nuevos actores la forma de ofrecer servicios financieros a segmentos específicos con necesidades particulares, que no se conforman con la manera estándar de ejecutar estos procesos.
Por otro lado, la tendencia es que las entidades adquirientes, accedan a la tecnología que les permite viabilizar el negocio, a través de servicios de procesamiento que entregan flexibilidad y evolución rápida, necesarias para no solo el impacto inicial en el mercado, sino para seguir evolucionando a la par de éste, encontrando cada día nuevas formas de generar esa disrupción dentro del modelo de negocio, de la que ya hablamos previamente. Lo anterior, no es suficiente si no está respaldado en esquemas robustos que minimicen riesgos en asuntos como disponibilidad del servicio, continuidad de negocio, ciberseguridad, entre otros elementos clave, dentro de un servicio financiero que debe operar 24x7.
Y es que no es solo externalizar el proceso porque sí. El negocio de los medios de pago es efervescente y de rápida evolución, razones de peso por las que vale la pena encontrar un aliado especializado que aporte estas capacidades, en vez de incorporar soluciones in house, que deban ser administradas, operadas, mantenidas y evolucionadas por la entidad adquiriente, lo que al final redunda en más recursos enfocados en ello, en vez de tornar esos esfuerzos hacia el foco del negocio: definir cómo llegar al cliente final con soluciones que realmente generen un valor y plantear acciones para mantenerse por esa senda.
El modelo de servicio de procesamiento tecnológico ha aportado otro valor para las entidades adquirientes y es que, bajo este modelo, entidades de todo tamaño y capacidad, pueden acceder a soluciones tecnológicos de clase mundial, que antes solamente podían permitirse entidades grandes, que tenían la capacidad de diluir millones de dólares de inversión entre millones de transacciones.
Habiendo planteado el panorama previo, no queda más que poner a disposición del mercado las capacidades que Minsait Payments tiene como procesador tecnológico de medios de pago, tanto en la vertiente adquiriente como en la emisora, ofreciendo este servicio usando soluciones de clase mundial con mucha potencia funcional y bajo esquemas robustos de continuidad de negocio, seguridad y servicio.