Cora, una fintech para pequeñas y medianas empresas (pymes), acaba de recibir la autorización del Banco Central (BC) para operar como financiera. El visto bueno del regulador fue publicado en la edición de este martes (2/7) del Diario Oficial de la Federación.
En la práctica, la empresa obtuvo luz verde del Banco Central para migrar de una Sociedad de Crédito Directo (SCD) -licencia que tiene desde junio de 2020- a una Sociedad de Crédito, Financiación e Inversión (SCFI) -nombre técnico de las financieras-.
Además de contar con un capital regulatorio mínimo superior al de las SCD, las financieras pueden captar fondos del público a través de diferentes instrumentos, como los Recibos de Depósitos Bancarios (RDB) -equivalentes a los CDB bancarios- y las Letras de Cambio (LC), ambos protegidos por el Fondo de Garantía de Crédito (FGC). Este tipo de institución también capta dinero a través de Depósitos Interbancarios (DI), operaciones de cesión de crédito y Depósitos a Plazo con Garantía Especial del Fondo de Garantía de Crédito - DPGE.
Las SCD, en cambio, sólo pueden operar con fondos propios. Es decir, no aceptan depósitos del público. Muchas de ellas, por ejemplo, transfieren los créditos de su cartera a fondos de inversión en derechos de crédito (FIDC) para acceder a otras "bolsas". También utilizan instrumentos de titulización como financiación para sus operaciones de préstamo.
Para el fundador y CEO de Cora, Igor Senra, la licencia abrirá significativamente la gama de productos de crédito de la fintech. Hasta ahora, la empresa se basaba en dos productos: una cuenta de empresa y una tarjeta de crédito. En una charla con nuestro sitio asociado Startups, Igor reveló que la autorización del BCB no sólo abre posibilidades para ofrecer créditos, sino también productos de inversión.
"Esto nos da la posibilidad de crear un ciclo positivo, permitiendo a los clientes tener productos con saldo remunerado, como un CDB, y esto también se convierte en un mecanismo de financiación para otros productos", explica Igor.
El director general subraya que Cora pretende "atacar" el segmento del crédito con sostenibilidad, empezando con productos como el CDB sobre el saldo de la cuenta PJ y otro destinado al capital circulante para las pymes.
"Somos conscientes de que nuestros clientes ya asumen suficientes riesgos en su día a día. No quieren más riesgos a la hora de invertir", afirma.
Fundada en 2019, Cora busca un resultado positivo en la cuenta de resultados de su balance, al igual que muchas empresas del sector. Para avanzar en esta dirección, la fintech tuvo que adelgazar su equipo, despidiendo a 47 personas en enero de este año. En aquel momento, Igor atribuyó la decisión a la búsqueda de sostenibilidad y generación de beneficios.
Actualmente, la fintech cuenta con cerca de 1,4 millones de clientes, lo que, según Igor, representa una cuota de mercado del 5% de las pymes del país. Para este año, el plan de Cora es aumentar sus ingresos en un 50%. "Esta estimación es sin tener en cuenta lo que podemos monetizar con un producto como los saldos remunerados. Sabemos que podemos aumentar este porcentaje, pero aún tenemos que ver cuánto".
Cora, una fintech para pequeñas y medianas empresas (pymes), acaba de recibir la autorización del Banco Central (BC) para operar como financiera. El visto bueno del regulador fue publicado en la edición de este martes (2/7) del Diario Oficial de la Federación.
En la práctica, la empresa obtuvo luz verde del Banco Central para migrar de una Sociedad de Crédito Directo (SCD) -licencia que tiene desde junio de 2020- a una Sociedad de Crédito, Financiación e Inversión (SCFI) -nombre técnico de las financieras-.
Además de contar con un capital regulatorio mínimo superior al de las SCD, las financieras pueden captar fondos del público a través de diferentes instrumentos, como los Recibos de Depósitos Bancarios (RDB) -equivalentes a los CDB bancarios- y las Letras de Cambio (LC), ambos protegidos por el Fondo de Garantía de Crédito (FGC). Este tipo de institución también capta dinero a través de Depósitos Interbancarios (DI), operaciones de cesión de crédito y Depósitos a Plazo con Garantía Especial del Fondo de Garantía de Crédito - DPGE.
Las SCD, en cambio, sólo pueden operar con fondos propios. Es decir, no aceptan depósitos del público. Muchas de ellas, por ejemplo, transfieren los créditos de su cartera a fondos de inversión en derechos de crédito (FIDC) para acceder a otras "bolsas". También utilizan instrumentos de titulización como financiación para sus operaciones de préstamo.
Para el fundador y CEO de Cora, Igor Senra, la licencia abrirá significativamente la gama de productos de crédito de la fintech. Hasta ahora, la empresa se basaba en dos productos: una cuenta de empresa y una tarjeta de crédito. En una charla con nuestro sitio asociado Startups, Igor reveló que la autorización del BCB no sólo abre posibilidades para ofrecer créditos, sino también productos de inversión.
"Esto nos da la posibilidad de crear un ciclo positivo, permitiendo a los clientes tener productos con saldo remunerado, como un CDB, y esto también se convierte en un mecanismo de financiación para otros productos", explica Igor.
El director general subraya que Cora pretende "atacar" el segmento del crédito con sostenibilidad, empezando con productos como el CDB sobre el saldo de la cuenta PJ y otro destinado al capital circulante para las pymes.
"Somos conscientes de que nuestros clientes ya asumen suficientes riesgos en su día a día. No quieren más riesgos a la hora de invertir", afirma.
Fundada en 2019, Cora busca un resultado positivo en la cuenta de resultados de su balance, al igual que muchas empresas del sector. Para avanzar en esta dirección, la fintech tuvo que adelgazar su equipo, despidiendo a 47 personas en enero de este año. En aquel momento, Igor atribuyó la decisión a la búsqueda de sostenibilidad y generación de beneficios.
Actualmente, la fintech cuenta con cerca de 1,4 millones de clientes, lo que, según Igor, representa una cuota de mercado del 5% de las pymes del país. Para este año, el plan de Cora es aumentar sus ingresos en un 50%. "Esta estimación es sin tener en cuenta lo que podemos monetizar con un producto como los saldos remunerados. Sabemos que podemos aumentar este porcentaje, pero aún tenemos que ver cuánto".