Nicolás Jaramillo conoció a Christopher Storaker y a Diego Larraín en 2016 mientras estaba creando MACH, la fintech de Bci. Tras el éxito de este proyecto, quedaron con ganas de hacer algo juntos, un negocio que tuviera un impacto similar.
Al salir de MACH, Jaramillo fue CEO de la fintech de remesas Global66 y Storaker siguió en su trabajo en Boston Consulting Group, la gigante norteamericana que asesoraba a Bci. En 2021 renunciaron a sus trabajos y decidieron comenzar un proyecto.
Así nació Smash, una fintech que pretendía reorganizar las deudas de las tarjetas de crédito. En febrero fueron seleccionados por la aceleradora de EEUU Techstars -que ha trabajado con varios unicornios, entre ellos Uber- y se propusieron completar más de 100 entrevistas con usuarios para conocer sus problemas.
“Nos dolió lo que escuchamos”, recuerda Storaker. “Muchos nos decían que todo su dinero disponible lo estaban invirtiendo en cripto con muy poco conocimiento. Nos decían que apostaban a una moneda porque un amigo se las recomendó y no querían quedarse afuera de esta oportunidad”, agrega.
Desde ahí empezaron a discutir cómo ayudar a interesados en invertir a apostar por monedas digitales sin ser un experto. La idea era crear ETFs (Exchange-Traded Funds o fondos cotizados en bolsa) que tuvieran este foco.
Salieron a buscar y no encontraron muchas opciones en el mercado. “Nos dimos cuenta de que menos del 1% del capital invertido en cripto estaba en ETF. El principal problema es que eran poco amigables para clientes sin mucha experiencia”, dice el exconsultor.
Cuando justo esa inquietud le daba vueltas, a principios de abril, Storaker tuvo una conversación con una personal trainer. Ésta le contó que estaba invirtiendo en Ethereum. “Me dijo que estaba feliz, porque había accedido a una opción más barata de esta moneda. El error es que no era más barato, simplemente era un porcentaje de la criptomoneda”, recuerda. Y añade: “Me di cuenta de que así como ella, había varios interesados en invertir en cripto, pero que no tenían gran conocimiento”.
Tras ello, se encerró a armar un plan de negocios. Sus socios trataron de comunicarse con él y fue imposible. Se reunió con ellos tres días después y llegó con láminas llenas de dibujos y cifras. “Ya equipo, desde ahora vamos a ayudar a inversionistas pasivos a entrar a cripto”, les dijo. Para ello, había que replantear lo que habían hecho en su startup, Smash, y reconvertirla en esta.
Todos estuvieron de acuerdo en la transformación del modelo y le cambiaron el nombre a su emprendimiento: lo llamaron Arch. “Me encantó la idea de poder enfocarnos en construir algo en este ecosistema que está partiendo, en el que salen cosas nuevas todo el tiempo, y en el que tenemos la oportunidad de crear algo que todavía no existe”, afirma el CTO.
En mayo de 2021 llegaron al demo day de la aceleradora Techstars con su empresa Arch (habían postulado como Smash). Temieron quedar fuera porque su startup había mutado. “Pero nuestra asesora nos dijo ‘muy bien, para eso es el programa’”, recuerda Jaramillo. Durante seis meses se pusieron a desarrollar un sistema de clasificación de activos, y crearon un primer beta en noviembre del 2021. Sus inversionistas ángeles, muchos de ellos ex jefes, accedieron a seguir con su ticket, pero solicitaron ser educados sobre esta industria.
Durante esta misma época Storaker -que vive en Nueva York- conoció en el evento Mainnet (organizado por Messari, centro de investigación dedicado a monedas digitales) a los encargados del fondo del gigante tech japonés Softbank, y les comentó lo que estaban haciendo.
En julio de este año les llegaron los últimos ticket de inversión en su ronda semilla. Levantaron US$ 5 millones con Upload Ventures -el spin off del fondo para etapa temprana de Softbank-; Digital Currency Group, empresa estadounidense de capital de riesgo que se centra en el mercado de divisas digitales, que han invertido en Coinbase, Etoro, FTX, Decentraland y Buda; Soma Capital, fondo de EEUU que ha apostado por Rappi, Fintoc, Houm, Nowports; Genesis Block Ventures, fondo que se enfoca en blockchain; Techstars, firma de inversión emplazada en Colorado, que apoya a compañías en etapa inicial; Devlabs, empresa chilena que invierte en startups tecnológicas; y Ripio Ventures, plataforma financiera argentina. Con esto, dicen, buscan ser un BlackRock de web3, o un Fintual en este ecosistema.
En septiembre terminaron de construir la plataforma y pasaron de un prototipo a un producto. Este tiene dos índices o canastas: Arch Ethereum Web3 (que ha caído 76,6% en un año), que tiene Chainlink, Uniswap, Decentraland, Sandbox y Lido DAO, entre otros, y Arch Blockchains (ha perdido un 66,7% en un año) y tiene Bitcoin, Ethereum, Solana y Polygon. El objetivo es no estar expuesto a una sola moneda.
Se definen como un asset manager de finanzas decentralizadas.
En el equipo ya hay 12 personas repartidas en Chile, Estados Unidos y Venezuela. Tienen oficinas en la sede de Platanus, en Vitacura. El mayor desafío, destaca Larraín, “ha sido simplificar la interacción del usuario con plataformas cripto. Todavía en la gran mayoría de estos espacios el usuario tiene que entender cosas técnicas como billeteras, firmas de transacciones y comisiones. Por eso, lo más difícil ha sido simplificar todo este proceso, para que personas que nunca han comprado cripto logren hacerlo”.
“Lo que buscamos es hacer posible la inversión pasiva en este tipo de activos digitales que existen en cripto y web3. En ese sentido nos colgamos bastante de lo que existe en el mundo tradicional, por ejemplo con Fintual uno se puede exponer a un fondo que tenga varios de estos activos para diversificarse. Hacemos eso mismo pero para el mundo cripto”, detalla Storaker.
A diferencia de los fondos tradicionales, en esta industria no están trackeadas las empresas más relevantes (tipo S&P 500), por lo tanto tuvieron que crear estos productos de cero. En eso han estado el último año. Es lo que en el sector tradicional hace BlackRock. Actualmente han creado 16 índices, sin embargo, “algunos se convertirán en activos invertibles y otros no”, señala Jaramillo.
“Nuestra tarea es que funcione, sea fácil de usar y a la gente le interese”, dicen. La razón por la que se apuraron en sacar la plataforma es que quieren estar 100% operativos para cuando empiece una nueva buena temporada con criptomonedas al alza.
Nicolás Jaramillo conoció a Christopher Storaker y a Diego Larraín en 2016 mientras estaba creando MACH, la fintech de Bci. Tras el éxito de este proyecto, quedaron con ganas de hacer algo juntos, un negocio que tuviera un impacto similar.
Al salir de MACH, Jaramillo fue CEO de la fintech de remesas Global66 y Storaker siguió en su trabajo en Boston Consulting Group, la gigante norteamericana que asesoraba a Bci. En 2021 renunciaron a sus trabajos y decidieron comenzar un proyecto.
Así nació Smash, una fintech que pretendía reorganizar las deudas de las tarjetas de crédito. En febrero fueron seleccionados por la aceleradora de EEUU Techstars -que ha trabajado con varios unicornios, entre ellos Uber- y se propusieron completar más de 100 entrevistas con usuarios para conocer sus problemas.
“Nos dolió lo que escuchamos”, recuerda Storaker. “Muchos nos decían que todo su dinero disponible lo estaban invirtiendo en cripto con muy poco conocimiento. Nos decían que apostaban a una moneda porque un amigo se las recomendó y no querían quedarse afuera de esta oportunidad”, agrega.
Desde ahí empezaron a discutir cómo ayudar a interesados en invertir a apostar por monedas digitales sin ser un experto. La idea era crear ETFs (Exchange-Traded Funds o fondos cotizados en bolsa) que tuvieran este foco.
Salieron a buscar y no encontraron muchas opciones en el mercado. “Nos dimos cuenta de que menos del 1% del capital invertido en cripto estaba en ETF. El principal problema es que eran poco amigables para clientes sin mucha experiencia”, dice el exconsultor.
Cuando justo esa inquietud le daba vueltas, a principios de abril, Storaker tuvo una conversación con una personal trainer. Ésta le contó que estaba invirtiendo en Ethereum. “Me dijo que estaba feliz, porque había accedido a una opción más barata de esta moneda. El error es que no era más barato, simplemente era un porcentaje de la criptomoneda”, recuerda. Y añade: “Me di cuenta de que así como ella, había varios interesados en invertir en cripto, pero que no tenían gran conocimiento”.
Tras ello, se encerró a armar un plan de negocios. Sus socios trataron de comunicarse con él y fue imposible. Se reunió con ellos tres días después y llegó con láminas llenas de dibujos y cifras. “Ya equipo, desde ahora vamos a ayudar a inversionistas pasivos a entrar a cripto”, les dijo. Para ello, había que replantear lo que habían hecho en su startup, Smash, y reconvertirla en esta.
Todos estuvieron de acuerdo en la transformación del modelo y le cambiaron el nombre a su emprendimiento: lo llamaron Arch. “Me encantó la idea de poder enfocarnos en construir algo en este ecosistema que está partiendo, en el que salen cosas nuevas todo el tiempo, y en el que tenemos la oportunidad de crear algo que todavía no existe”, afirma el CTO.
En mayo de 2021 llegaron al demo day de la aceleradora Techstars con su empresa Arch (habían postulado como Smash). Temieron quedar fuera porque su startup había mutado. “Pero nuestra asesora nos dijo ‘muy bien, para eso es el programa’”, recuerda Jaramillo. Durante seis meses se pusieron a desarrollar un sistema de clasificación de activos, y crearon un primer beta en noviembre del 2021. Sus inversionistas ángeles, muchos de ellos ex jefes, accedieron a seguir con su ticket, pero solicitaron ser educados sobre esta industria.
Durante esta misma época Storaker -que vive en Nueva York- conoció en el evento Mainnet (organizado por Messari, centro de investigación dedicado a monedas digitales) a los encargados del fondo del gigante tech japonés Softbank, y les comentó lo que estaban haciendo.
En julio de este año les llegaron los últimos ticket de inversión en su ronda semilla. Levantaron US$ 5 millones con Upload Ventures -el spin off del fondo para etapa temprana de Softbank-; Digital Currency Group, empresa estadounidense de capital de riesgo que se centra en el mercado de divisas digitales, que han invertido en Coinbase, Etoro, FTX, Decentraland y Buda; Soma Capital, fondo de EEUU que ha apostado por Rappi, Fintoc, Houm, Nowports; Genesis Block Ventures, fondo que se enfoca en blockchain; Techstars, firma de inversión emplazada en Colorado, que apoya a compañías en etapa inicial; Devlabs, empresa chilena que invierte en startups tecnológicas; y Ripio Ventures, plataforma financiera argentina. Con esto, dicen, buscan ser un BlackRock de web3, o un Fintual en este ecosistema.
En septiembre terminaron de construir la plataforma y pasaron de un prototipo a un producto. Este tiene dos índices o canastas: Arch Ethereum Web3 (que ha caído 76,6% en un año), que tiene Chainlink, Uniswap, Decentraland, Sandbox y Lido DAO, entre otros, y Arch Blockchains (ha perdido un 66,7% en un año) y tiene Bitcoin, Ethereum, Solana y Polygon. El objetivo es no estar expuesto a una sola moneda.
Se definen como un asset manager de finanzas decentralizadas.
En el equipo ya hay 12 personas repartidas en Chile, Estados Unidos y Venezuela. Tienen oficinas en la sede de Platanus, en Vitacura. El mayor desafío, destaca Larraín, “ha sido simplificar la interacción del usuario con plataformas cripto. Todavía en la gran mayoría de estos espacios el usuario tiene que entender cosas técnicas como billeteras, firmas de transacciones y comisiones. Por eso, lo más difícil ha sido simplificar todo este proceso, para que personas que nunca han comprado cripto logren hacerlo”.
“Lo que buscamos es hacer posible la inversión pasiva en este tipo de activos digitales que existen en cripto y web3. En ese sentido nos colgamos bastante de lo que existe en el mundo tradicional, por ejemplo con Fintual uno se puede exponer a un fondo que tenga varios de estos activos para diversificarse. Hacemos eso mismo pero para el mundo cripto”, detalla Storaker.
A diferencia de los fondos tradicionales, en esta industria no están trackeadas las empresas más relevantes (tipo S&P 500), por lo tanto tuvieron que crear estos productos de cero. En eso han estado el último año. Es lo que en el sector tradicional hace BlackRock. Actualmente han creado 16 índices, sin embargo, “algunos se convertirán en activos invertibles y otros no”, señala Jaramillo.
“Nuestra tarea es que funcione, sea fácil de usar y a la gente le interese”, dicen. La razón por la que se apuraron en sacar la plataforma es que quieren estar 100% operativos para cuando empiece una nueva buena temporada con criptomonedas al alza.