Señaló que todavía queda mucho por hacer en el mercado y que el problema a resolver es la falta de recursos humanos. La que sigue es la charla que mantuvo con Ámbito:
Periodista: ¿Ve a la tecnología como herramienta que rompe las barreras de acceso al mercado?
Pablo Juanes Roig: Definitivamente es así. Es un catalizador fundamental para romper esas barreras que existían tradicionalmente en el mercado de capitales, sobre todo en el argentino, que llegó hace ya unos cuantos años. Es un proceso de transformación digital que viene viviendo el mercado de capitales. En principio, con la apertura de una cuenta comitente en una sociedad de Bolsa. Antes uno tenía que firmar un formulario de 40 hojas, 30 firmas, certificar firmas con escribano o ir a un banco. Eso ya no es así. Hoy uno puede abrir una cuenta en la mayoría de los brokers en menos de 5 minutos con una selfie y una foto del DNI.
P.: ¿Cómo se analiza la irrupción de las fintech?
P.J.R.: La posibilidad de abrir cuentas de manera digital fue un primer atisbo de transformación que vivió el mercado hace algunos años y que hoy se profundiza con todo lo que es la revolución fintech. Esto viene a acelerar aún más, metiendo la tecnología en todos los procesos, y cuando me refiero a esto hago un “doble click” sobre las diferentes áreas. Por ahí el cliente final cree que detrás de la compra de un bono o una acción todavía están los teléfonos y ya no es tan así. Hoy las ALyC, las sociedades de Bolsa o las gestoras de fondos comunes se componen de áreas comerciales, de áreas de producto, de compliance, operaciones y la tecnología atraviesa todas esas áreas.
P.: ¿Cómo está la conectividad de internet para poder desarrollar el entorno fintech?
P.J.R.: Creo que estamos bien, pero queda mucho por construir. Al principio de la pandemia los home banking colapsaron. Pero hoy lo que preocupa más son los recursos. Hoy faltan recursos a nivel desarrolladores. Argentina debe invertir mucho mas en formar estos perfiles tecnológicos, porque es un gran semillero que exporta muchísimo software. Todas las empresas necesitan más gente. Nos debemos un capítulo como economía porque tenemos condiciones necesarias para pisar fuerte en ese campo.
P.: Antes para operar en Bolsa había que ser un entendido. ¿La tecnología cambió el acceso a la información?
P.J.R.: La tecnología sirvió para democratizar el mercado. A partir de ello surge el tema de la inclusión financiera como pieza fundamental para acelerar este proceso. Antes para acceder a un monitor de precios era imposible. Lo hacía un trader con una suscripción. El cliente se enteraba al final del mes cuanto llegaba la cuenta a cuánto le había operado el trader. Hoy eso la gente lo puede ver en vivo en la palma de su mano en el celular y de manera gratuita. No solo es el poder de que la persona pueda manejar sus propias finanzas. Además es el poder que da la información.
P.: ¿Son los jóvenes más dúctiles para esto?
P.J.R.: Definitivamente. Los jóvenes han ido acaparando un montón de industrias a las que antes miraban de costado. Eso fue gracias a la tecnología, porque hace que se sientan familiarizados con distintos productos y servicios que antes consideraban que no eran para ellos. Hoy en Banza tenemos cuentas en todas las provincias. Tenemos 42.000 cuentas y el 69% de nuestra clientela se ubica entre los 18 y los 35 años. Obviamente, que también tenemos mayores de 85, pero los jóvenes encontraron en el acceso a la información una mejor manera de administrar sus ahorros.
P.: ¿Cómo invierten los jóvenes?
P.J.R.: Hoy en día, como todos sabemos, el dólar es uno de los instrumentos mas elegidos. Creo que el dólar MEP se lleva gran porcentaje de la operatoria, pero lo curioso es que a los jóvenes les interesan las compañías del futuro, que son las representadas a través de Cedear. Son aquellas que invierten en tecnologías 5G, en compañías sustentables, tecnológicas y de retail. Son Tesla, Amazon, Apple, Facebook, Microsoft, que son las que hoy mueven la economía del mundo. Hoy Apple, por ejemplo, utiliza casi 100% de elementos reciclables. No solo se ven rendimientos, sino filosofías que se comparten.
P.: ¿Los jóvenes comparten el nuevo paradigma de sustentabilidad en las finanzas?
P.J.R.: En Argentina para mi todavía es incipiente todo lo que se denomina compañías sustentables, que son las que en sus procesos diarios tienen en cuenta la preservación del medio ambiente. Son todas características con las que se sienten identificados los millennials y los centennials y ya no solo invierten por rendimientos. También lo hacen en empresas que ellos creen que llegaron para cambiar el status quo.
P.: ¿Hay alguna diferencia en la tendencia de las fintech entre Argentina y la región?
P.J.R.: Banza es una compañía regional, vamos a poner un pie el Colombia y Perú. Seguramente a mediano plazo en otros países de la región. La tendencia es parecida. En Argentina tal vez haya que darle mayor importancia a la educación financiera, que es la desconfianza en el mercado producto de las crisis que hemos tenido. Por eso trabajamos más en “experiencia usuario” a través de los equipos de producto, para acercar las finanzas tradicionales de manera simple y con lenguaje entendible por todos.
P.: ¿Las finanzas son para pocos?
P.J.R.: Hay que desmitificar que el mercado de capitales es para pocos. Es para todos. Tenemos miles de clientes que tienen invertidos entre 0 y 500 pesos y que construyen el ámbito del ahorro. Se trata de personas que recibían el salario a principios de mes y lo dejaban muerto hasta tener que pagar tarjetas o servicios. Suscriben un FCI money market, que se puede sacar en el día, y se hacen un puchito para pagar una suscripción de servicio.
P.: ¿Cómo está Argentina en competitividad de las fintech?
P.J.P.: Argentina está muy bien. Los unicornios argentinos están en boca de todos. En las fintech hay muchísimo por hacer. Hay excelentes productos arriba de la mesa, pero queda mucho por trabajar en infraestructura. Queda mucho para trabajar entre fintech y bancos. Está a la vista que los bancos estaban atrasadísimos y hoy tenemos a Santander que decide traer Open Bank como primer país de América Latina.
Señaló que todavía queda mucho por hacer en el mercado y que el problema a resolver es la falta de recursos humanos. La que sigue es la charla que mantuvo con Ámbito:
Periodista: ¿Ve a la tecnología como herramienta que rompe las barreras de acceso al mercado?
Pablo Juanes Roig: Definitivamente es así. Es un catalizador fundamental para romper esas barreras que existían tradicionalmente en el mercado de capitales, sobre todo en el argentino, que llegó hace ya unos cuantos años. Es un proceso de transformación digital que viene viviendo el mercado de capitales. En principio, con la apertura de una cuenta comitente en una sociedad de Bolsa. Antes uno tenía que firmar un formulario de 40 hojas, 30 firmas, certificar firmas con escribano o ir a un banco. Eso ya no es así. Hoy uno puede abrir una cuenta en la mayoría de los brokers en menos de 5 minutos con una selfie y una foto del DNI.
P.: ¿Cómo se analiza la irrupción de las fintech?
P.J.R.: La posibilidad de abrir cuentas de manera digital fue un primer atisbo de transformación que vivió el mercado hace algunos años y que hoy se profundiza con todo lo que es la revolución fintech. Esto viene a acelerar aún más, metiendo la tecnología en todos los procesos, y cuando me refiero a esto hago un “doble click” sobre las diferentes áreas. Por ahí el cliente final cree que detrás de la compra de un bono o una acción todavía están los teléfonos y ya no es tan así. Hoy las ALyC, las sociedades de Bolsa o las gestoras de fondos comunes se componen de áreas comerciales, de áreas de producto, de compliance, operaciones y la tecnología atraviesa todas esas áreas.
P.: ¿Cómo está la conectividad de internet para poder desarrollar el entorno fintech?
P.J.R.: Creo que estamos bien, pero queda mucho por construir. Al principio de la pandemia los home banking colapsaron. Pero hoy lo que preocupa más son los recursos. Hoy faltan recursos a nivel desarrolladores. Argentina debe invertir mucho mas en formar estos perfiles tecnológicos, porque es un gran semillero que exporta muchísimo software. Todas las empresas necesitan más gente. Nos debemos un capítulo como economía porque tenemos condiciones necesarias para pisar fuerte en ese campo.
P.: Antes para operar en Bolsa había que ser un entendido. ¿La tecnología cambió el acceso a la información?
P.J.R.: La tecnología sirvió para democratizar el mercado. A partir de ello surge el tema de la inclusión financiera como pieza fundamental para acelerar este proceso. Antes para acceder a un monitor de precios era imposible. Lo hacía un trader con una suscripción. El cliente se enteraba al final del mes cuanto llegaba la cuenta a cuánto le había operado el trader. Hoy eso la gente lo puede ver en vivo en la palma de su mano en el celular y de manera gratuita. No solo es el poder de que la persona pueda manejar sus propias finanzas. Además es el poder que da la información.
P.: ¿Son los jóvenes más dúctiles para esto?
P.J.R.: Definitivamente. Los jóvenes han ido acaparando un montón de industrias a las que antes miraban de costado. Eso fue gracias a la tecnología, porque hace que se sientan familiarizados con distintos productos y servicios que antes consideraban que no eran para ellos. Hoy en Banza tenemos cuentas en todas las provincias. Tenemos 42.000 cuentas y el 69% de nuestra clientela se ubica entre los 18 y los 35 años. Obviamente, que también tenemos mayores de 85, pero los jóvenes encontraron en el acceso a la información una mejor manera de administrar sus ahorros.
P.: ¿Cómo invierten los jóvenes?
P.J.R.: Hoy en día, como todos sabemos, el dólar es uno de los instrumentos mas elegidos. Creo que el dólar MEP se lleva gran porcentaje de la operatoria, pero lo curioso es que a los jóvenes les interesan las compañías del futuro, que son las representadas a través de Cedear. Son aquellas que invierten en tecnologías 5G, en compañías sustentables, tecnológicas y de retail. Son Tesla, Amazon, Apple, Facebook, Microsoft, que son las que hoy mueven la economía del mundo. Hoy Apple, por ejemplo, utiliza casi 100% de elementos reciclables. No solo se ven rendimientos, sino filosofías que se comparten.
P.: ¿Los jóvenes comparten el nuevo paradigma de sustentabilidad en las finanzas?
P.J.R.: En Argentina para mi todavía es incipiente todo lo que se denomina compañías sustentables, que son las que en sus procesos diarios tienen en cuenta la preservación del medio ambiente. Son todas características con las que se sienten identificados los millennials y los centennials y ya no solo invierten por rendimientos. También lo hacen en empresas que ellos creen que llegaron para cambiar el status quo.
P.: ¿Hay alguna diferencia en la tendencia de las fintech entre Argentina y la región?
P.J.R.: Banza es una compañía regional, vamos a poner un pie el Colombia y Perú. Seguramente a mediano plazo en otros países de la región. La tendencia es parecida. En Argentina tal vez haya que darle mayor importancia a la educación financiera, que es la desconfianza en el mercado producto de las crisis que hemos tenido. Por eso trabajamos más en “experiencia usuario” a través de los equipos de producto, para acercar las finanzas tradicionales de manera simple y con lenguaje entendible por todos.
P.: ¿Las finanzas son para pocos?
P.J.R.: Hay que desmitificar que el mercado de capitales es para pocos. Es para todos. Tenemos miles de clientes que tienen invertidos entre 0 y 500 pesos y que construyen el ámbito del ahorro. Se trata de personas que recibían el salario a principios de mes y lo dejaban muerto hasta tener que pagar tarjetas o servicios. Suscriben un FCI money market, que se puede sacar en el día, y se hacen un puchito para pagar una suscripción de servicio.
P.: ¿Cómo está Argentina en competitividad de las fintech?
P.J.P.: Argentina está muy bien. Los unicornios argentinos están en boca de todos. En las fintech hay muchísimo por hacer. Hay excelentes productos arriba de la mesa, pero queda mucho por trabajar en infraestructura. Queda mucho para trabajar entre fintech y bancos. Está a la vista que los bancos estaban atrasadísimos y hoy tenemos a Santander que decide traer Open Bank como primer país de América Latina.