Avista, la Fintech líder en créditos de libranza en Colombia con más de 50.000 clientes y desembolsos por más de $900.000 millones en más de 750 municipios del país, utiliza la plataforma SaaS de Mambu para cambiar el proceso de solicitud, aprobación y desembolso de préstamos a través de fondos de pensiones para personas mayores de 60 años.
En Colombia, un alto porcentaje de la población de pensionados no tiene acceso a productos financieros, ya sea porque están reportados en centrales de riesgo, o porque se encuentran en zonas alejadas. Por lo anterior, y con el objetivo de generar inclusión financiera a través de soluciones de crédito formales, en 2019 Avista lanzó un crédito de libranza orientado específicamente a este grupo de pensionados (edad promedio 63 años). Dado que la oferta de crédito para este segmento ha sido la misma por más de 50 años, Avista se unió con Mambu para ofrecer una experiencia totalmente disruptiva. Gracias a las capacidades tecnológicas, la compañía ha logrado ofrecer créditos de una manera 100% digital llegando a más de 800 municipios y penetrar un segmento de clientes totalmente desatendido. Más de 8.000 familias que por su historial crediticio o ubicación geográfica no habían podido tener acceso a un producto de crédito en el pasado, han encontrado en Avista una alternativa, formal, simple y ágil para financiar sus proyectos.
“No reinventamos la rueda, pero definitivamente rompimos el paradigma, lo que nos diferencia es que creamos nuevos canales digitales adaptados a las necesidades del “silver economy” (economía plateada) sin presencia física y sin demoras en los desembolsos,” dijo Julian Gamez, CTO de Avista.
A través de su oferta digital asistida que incluye el apoyo de agentes comerciales, los pensionados han podido desembolsar los créditos sin tener que acudir a oficinas o firmar documentos físicos. Mediante sus propios desarrollos tecnológicos, se habilitaron sistemas de reconocimiento facial, códigos de verificación, contratos digitales, escaneo documental, entre otras tecnologías, que eliminan la fricción de tener que reunir gran cantidad de formularios, fotocopias de documentos, autenticación de firmas, entre otros. Con estos procesos digitales no sólo se habilita el acceso al crédito, también se agilizan los procesos y se disminuyen los costos de operación, todo eso se devuelve al usuario en tasas de interés más bajas.
Sumado a lo anterior, y como palanca principal del objetivo de inclusión, el motor de decisión de crédito de Avista está conectado a través de APIs con sus diferentes aliados y ejecuta su propio modelo de riesgo en función de atributos personales, monto del préstamo y ubicación, entre otras variables, lo cual permite ir más allá de los puntajes crediticios tradicionales y habilita la entrada al ecosistema de crédito formal a clientes con mal comportamiento de crédito o sin puntaje en las centrales de riesgo.
Como reconocimiento a la misión de Avista y a su aporte en la vida financiera de sus clientes, el Centro para la Inclusión Financiera (FCI) incluyó a Avista en su lista “Inclusive Fintech 50 (IF50)” que reconoce a los 50 startups a nivel global que están liderando el camino para que los clientes con bajos ingresos, micro, pequeñas y medianas empresas se puedan recuperar de la pandemia. Sólo dos empresas de base tecnológica en Colombia fueron reconocidas a nivel global.
“El impacto de Avista en un sector desatendido por la banca tradicional es fantástico y en Mambu estamos orgullosos de poder apoyar estos esfuerzos,” comentó DIvaldo Suzuki, Customer Success Director de Mambu para Latino América. “Es evidente que Avista aún tiene muchas oportunidades para expandir sus servicios a este grupo, no solo en Colombia, sino en otros países de la región y cuenta con nuestro core digital, compromiso y experiencia para poder seguir sumando nuevos productos que puedan responder a las necesidades de la economía plateada.”
Al seleccionar la plataforma SaaS de Mambu, Avista obtiene mayor flexibilidad para intercambiar los componentes de la arquitectura según sea necesario, evitando la dependencia a un solo proveedor, así como los inconvenientes de programación.
Avista, la Fintech líder en créditos de libranza en Colombia con más de 50.000 clientes y desembolsos por más de $900.000 millones en más de 750 municipios del país, utiliza la plataforma SaaS de Mambu para cambiar el proceso de solicitud, aprobación y desembolso de préstamos a través de fondos de pensiones para personas mayores de 60 años.
En Colombia, un alto porcentaje de la población de pensionados no tiene acceso a productos financieros, ya sea porque están reportados en centrales de riesgo, o porque se encuentran en zonas alejadas. Por lo anterior, y con el objetivo de generar inclusión financiera a través de soluciones de crédito formales, en 2019 Avista lanzó un crédito de libranza orientado específicamente a este grupo de pensionados (edad promedio 63 años). Dado que la oferta de crédito para este segmento ha sido la misma por más de 50 años, Avista se unió con Mambu para ofrecer una experiencia totalmente disruptiva. Gracias a las capacidades tecnológicas, la compañía ha logrado ofrecer créditos de una manera 100% digital llegando a más de 800 municipios y penetrar un segmento de clientes totalmente desatendido. Más de 8.000 familias que por su historial crediticio o ubicación geográfica no habían podido tener acceso a un producto de crédito en el pasado, han encontrado en Avista una alternativa, formal, simple y ágil para financiar sus proyectos.
“No reinventamos la rueda, pero definitivamente rompimos el paradigma, lo que nos diferencia es que creamos nuevos canales digitales adaptados a las necesidades del “silver economy” (economía plateada) sin presencia física y sin demoras en los desembolsos,” dijo Julian Gamez, CTO de Avista.
A través de su oferta digital asistida que incluye el apoyo de agentes comerciales, los pensionados han podido desembolsar los créditos sin tener que acudir a oficinas o firmar documentos físicos. Mediante sus propios desarrollos tecnológicos, se habilitaron sistemas de reconocimiento facial, códigos de verificación, contratos digitales, escaneo documental, entre otras tecnologías, que eliminan la fricción de tener que reunir gran cantidad de formularios, fotocopias de documentos, autenticación de firmas, entre otros. Con estos procesos digitales no sólo se habilita el acceso al crédito, también se agilizan los procesos y se disminuyen los costos de operación, todo eso se devuelve al usuario en tasas de interés más bajas.
Sumado a lo anterior, y como palanca principal del objetivo de inclusión, el motor de decisión de crédito de Avista está conectado a través de APIs con sus diferentes aliados y ejecuta su propio modelo de riesgo en función de atributos personales, monto del préstamo y ubicación, entre otras variables, lo cual permite ir más allá de los puntajes crediticios tradicionales y habilita la entrada al ecosistema de crédito formal a clientes con mal comportamiento de crédito o sin puntaje en las centrales de riesgo.
Como reconocimiento a la misión de Avista y a su aporte en la vida financiera de sus clientes, el Centro para la Inclusión Financiera (FCI) incluyó a Avista en su lista “Inclusive Fintech 50 (IF50)” que reconoce a los 50 startups a nivel global que están liderando el camino para que los clientes con bajos ingresos, micro, pequeñas y medianas empresas se puedan recuperar de la pandemia. Sólo dos empresas de base tecnológica en Colombia fueron reconocidas a nivel global.
“El impacto de Avista en un sector desatendido por la banca tradicional es fantástico y en Mambu estamos orgullosos de poder apoyar estos esfuerzos,” comentó DIvaldo Suzuki, Customer Success Director de Mambu para Latino América. “Es evidente que Avista aún tiene muchas oportunidades para expandir sus servicios a este grupo, no solo en Colombia, sino en otros países de la región y cuenta con nuestro core digital, compromiso y experiencia para poder seguir sumando nuevos productos que puedan responder a las necesidades de la economía plateada.”
Al seleccionar la plataforma SaaS de Mambu, Avista obtiene mayor flexibilidad para intercambiar los componentes de la arquitectura según sea necesario, evitando la dependencia a un solo proveedor, así como los inconvenientes de programación.